Guía y recomendaciones para viajar solo a Montpellier
Montpellier es una ciudad poco conocida para el público hispano.
Sin embargo, esta ciudad situada en la región de Occitania y a pocos kilómetros del Mediterráneo es la base perfecta para descubrir la Provenza, el sur de Francia.
Es un lugar muy cómodo para “vivir”: posee un ambiente moderno y juvenil, un centro urbano con callejuelas medievales, varios mercados de productos frescos en varios puntos de la ciudad y, sobre todo, ¡Terrazas bajo el sol en el disfrutar del dolce far niente!
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Cómo llegar a Montpellier
Avión
Montpellier tiene aeropuerto y tiene vuelos directos desde varias ciudades europeas, como Londres, Ámsterdam, Bruselas o Madrid (según la temporada). Sin embargo, es más habitual encontrar vuelos baratos al Aeropuerto de Marsella (a hora y media en tren de Montpellier).
Tren
La estación Saint-Roch está en pleno corazón de la ciudad. Desde ella, puede llegar a en pocas horas a muchísimas de los pueblos más encantadores de la Provenza como Arles, Aviñón, Carcasona, Isle-sur-Surge, Marsella, Nimes o Sète.
El TGV (Tren de alta velocidad) conecta Barcelona y Montpellier en apenas 2 horas y 45 minutos.
Bus
También tienes varias compañías de autobuses internacionales, como FlixBus o BlaBlaCar Bus, conectan Montpellier con ciudades españolas como Madrid, Zaragoza o Barcelona. Aunque el trayecto es más largo que en tren, suele ser muy baratos.





Qué ver y hacer en Montpellier
Montpellier fue fundada en el siglo X y, a diferencia de muchas ciudades medievales francesas, no surgió en torno a una iglesia o abadía, sino como un núcleo de comercio. Ese origen mercantil explica su carácter cosmopolita y abierto al mundo.
Otro de los elementos que definen Montpellier es su vida universitaria. La Universidad de Montpellier, fundada en 1220, es una de las más antiguas de Europa y ha sido referente mundial en medicina durante siglos. Grandes médicos y científicos han pasado por sus aulas, dejando un legado intelectual que todavía se respira en la ciudad.
Esta herencia académica se traduce hoy en un ambiente joven, animado y multicultural: cafeterías llenas de estudiantes, eventos culturales y una vida nocturna más animada de lo que cabría esperar para una ciudad francesa.
La ciudad vieja y los hôtels particuliers
El centro histórico, conocido como «écusson» por su forma de escudo, es un laberinto de calles mediales estrechas donde se esconden varias joyas arquitectónicas.
Los hôtels particuliers, muy típicos del centro de Montpellier, son mansiones construidas entre los siglos XVI y XVIII por comerciantes enriquecidos y familias nobles. Aunque muchos son hoy instituciones privadas, algunos se pueden visitar y permiten admirar patios interiores, escaleras monumentales y fachadas esculpidas.
Entre los edificios más emblemáticos del centro destacan la Catedral Saint-Pierre (de época gótica con dos llamativas torres cilíndricas) y la Place de la Canourgue, una encantadora plaza rodeada de mansiones históricas e invadida por la naturaleza.




Sus plazas y terrazas
¡Qué sería Montpellier sin sus plazas! En esta ciudad, el arte del terraceo es toda una institución. Entre las plazas más bonitas están la Place de la Comédie (también llamada “la plaza del huevo” por su forma ovalada), la Place Jean Jaurès o la Place Sainte-Anne.
Nota: Los amantes de las compras encontrarán a un paso de la Place de la Comédie el gran centro comercial Polygone y sus Galleries Lafayette, grandes almacenes franceses tipo Corte Inglés.





Carré Sainte-Anne
Este barrio es uno de los más culturales de la ciudad. Lleva su nombre por la antigua iglesia neogótica de Sainte-Anne, construida en el siglo XIX, ya no funciona como templo religioso sino como espacio de exposiciones de arte contemporáneo.
Allí te encontrarás la preciosa Rue Foche que conecta el Arco de Triunfo, que recuerda al de París, aunque es más pequeño y la Préfecture de l’Hérault, un edificio neoclásico con mucha historia. A modo curiosidad, en este edificio administrativo trabajó durante los años 20 una de las figuras más importantes de la Resistencia francesa, Jean Moulin… y también allí acabarían reuniéndose en 1941 Hitler y el general Franco.




La facultad de medicina y el Jardin des Plantes
La Facultad de Medicina de Montpellier es la más antigua en funcionamiento del mundo. Fundada en el siglo XIII, conserva una biblioteca histórica con manuscritos y una sala de anatomía que son auténticos tesoros. En la actualidad no se puede visitar, sólo pueden acceder a ella los estudiantes.
Muy cerquita se encuentra el Jardin des Plantes, creado en el siglo XVI Fue creado como jardín botánico, pero no sólo como espacio verde para pasear, sino como centro científico de gran relevancia (por el influjo de la universidad). Su entrada es gratuita.


El Museo Fabre
¡El Musée Fabre fue toda una sorpresa para mí! Fundado en 1825 por el pintor François-Xavier Fabre combina el estilo clásico del edificio con espacios contemporáneos.
Alberga más de 800 obras que abarcan desde el Renacimiento hasta el arte contemporáneo. Destacan las pinturas flamencas, italianas y francesas, así como la colección de Pierre Soulages, uno de los grandes artistas franceses del siglo XX.
Junto al museo de encuentra el Corum, el palacio de congresos de la ciudad, y la esplanada Charles de Gaulle, un gran espacio verde.


Marché des Arceaux y otros mercados
En Francia, los mercados de productos frescos al aire libre son toda una institución. En Montpellier hay varios en diferentes barrios, pero el más grande es el Marché des Arceaux. Se celebra los martes y sábados bajo los arcos del acueducto.
También están el Marché du Lez, moderno y alternativo, con food trucks, antigüedades y galerías de arte y Marché Castellane, más pequeño y local.

La promenade du Peyrou
La Promenade du Peyrou es un gran espacio abierto, mirador de la ciudad. Creado en el siglo XVII, lo más llamativo de este pequeño parque es su “Château d’Eau”, una bonita fuente conectada al inicio del Acueducto de Saint-Clément, que originalmente abastecía de agua a Montpellier.
Al atardecer, el lugar se llena de locales y turistas que disfrutan de la puesta de sol con vistas hacia el mar y los Pirineos.

Qué ver a las afueras de Montpellier
Si dispones de más días para disfrutar de la vida tranquila de Montpellier (como hice yo gracias a mi Housitting), en los alrededores de Montpellier tienes de todo.
El río Lez
Este río recorre la ciudad y se extiende hacia el Mediterráneo. Sus orillas están acondicionadas para el disfrute de los montpellinos. Puedes pasear a pie, en bicicleta o kayak por estos parajes que recuerdan un cuadro de Monet.
Lac du Crès
A unos 20 minutos desde el centro en tranvía, se encuentra este llamativo lago artificial rodeado de zonas verdes. Esta antigua cantera fue reconvertida hace ahora 20 años en un lugar ideal para nadar en verano.


Villeneuve-lès-Maguelone
A 10 km de Montpellier, se encuentra este pueblo costero situado en pleno parque natural.
Tienes buses que salen en Montpellier y te dejan en Villeneuve-lès-Maguelone en unos 30 minutos. Si no tienes bici, como fue mi caso, prepárate para una buena caminata por el Chemin de Pilou (unos 8 kilómetros aproximadamente de ida y vuelta) hasta la península de Maguelone. Eso sí, el paseo es espectacular porque te verás rodeado de marismas y viñedos (no hagas como yo y lleva agua y protección solar)
Una vez en la península, junto con la puerta de entrada de la isla y su parking con cafetería (los coches no pueden circular en su interior), hay un pequeño tren gratuito para turistas que lleva a las cuatro esquinas: paran junto a su majestuosa catedral de San Pedro, de estilo románico, y su bar cafetería/tienda de souvenirs dónde se venden los vinos de sus viñedos y en la larguísima playa de la isla que da ya al Mediterráneo y llega hasta Palavas-les-Flots.




Cómo moverse por Montpellier
Moverse por Montpellier es una auténtica maravilla y es que es una ciudad que mira ya a un futuro sin coches: todo su centro histórico es peatonal y la bici es la reina (tienen un sistema de alquiler de bicis Vélomagg muy potente).
Si necesitas ir más lejos tienes 4 líneas de tranvía, decoradas por artistas (una de ellas dedicada a Federico García Lorca y que lleva su nombre). Es el medio más cómodo para recorrer la ciudad. También tienen buses públicos si necesitas alejarte ya del centro. Para usar el transporte público es necesario descargarse una app (Tam) desde la que puedes comprar billetes sueltos o bonos.


Dónde comer en Montpellier
La gastronomía de Montpellier combina influencias mediterráneas, provenzales y occitanas. Los platos más típicos de la región son la brandade de bacalao (crema de bacalao y patata), el aligot (puré de patata con queso fundido) y también son famosos los vinos del Languedoc (blancos).
En la ciudad en general, hay sitios para todos los gustos y todos los bolsillos (desde comida francesa hasta internacional) y en la Rue de l’Université encontrarás evidentemente las opciones más económicas.