Trabajar como arqueólogo

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Dónde y cómo formarse en Arqueología

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Entrevista a Jesús Barba

Hoy entrevistamos a Jesús Barba, que junto con Matteo Bellardi, es socio fundador de Pausanias Viajes Arqueológicos y Culturales, una agencia minorista y mayorista especializada en viajes de temática arqueológica, en la que trabajan profesionales del turismo y la arqueología.

Diseñan y venden viajes propios en los que el Patrimonio es el verdadero protagonista.

Se consideramos divulgadores de la Prehistoria, la Arqueología y la Cultura Clásica.

Nos cuenta en esta entrevista cómo trabajar como arqueólogo.

¿Cómo os decidisteis a abrir una propuesta como Pausanias Viajes Arqueológicos?

Matteo y yo nos conocimos trabajando en una empresa de arqueología. Enseguida congeniamos, teníamos muchas cosas y gustos en común. Nos dimos cuenta de que había personas que tenían un interés especial por la cultura en general, y la Historia y la Arqueología en particular, que no encontraban el tipo de viaje que buscaban, que deseaban vivir en primera persona una experiencia de viaje diferente, fuera de los circuitos turísticos y programas convencionales y que demandaban una alta preparación de los contenidos y una atención personalizada de calidad. Pensando en ese “nicho de mercado”, decidimos fundar la empresa en 2012 y lanzarnos a la aventura. Empezamos diseñando viajes en Italia y Grecia; ahora somos un equipo de 11 personas, y organizamos viajes en todo el arco de países mediterráneos, siempre centrados principalmente en la prehistoria, protohistoria y mundo grecorromano. Quiero destacar que nuestros viajes no son para especialistas, sino para el público en general que siente atracción y curiosidad por los grandes temas de la Antigüedad.

¿Qué tipo de formación se necesita para ser arqueólogo? ¿Qué salidas profesionales tiene en la actualidad un arqueólogo? ¿Es posible vivir viajando siendo arqueólogos?

En la actualidad varias universidades ofertan Grados de Arqueología. En mi época de universitario estos grados no existían, y tenías que hacer, como en mi caso, una Licenciatura en Historia en la que podías especializarte en Prehistoria o Historia Antigua, por ejemplo. Estas especializaciones o itinerarios, como se llamaban entonces, no tenían prácticas regladas en excavaciones, por lo que los alumnos teníamos que obtener experiencia participando como voluntarios en laboratorios a lo largo de todo el año o en campañas de excavación en diferentes yacimientos en verano. Los grados actuales han conseguido corregir en parte las carencias que tenían estas licenciaturas y están completamente enfocados a la arqueología.

Las principales salidas profesionales son varias. Los alumnos con mejor expediente pueden optar por dedicarse a la investigación, aunque para ello tendrán que salvar una complicada y a veces imposible carrera de obstáculos: máster, tesis, doctorado, estancias de investigación en el extranjero, publicaciones, proyectos, congresos, becas… La meta es obtener una plaza en algún departamento universitario o centro de investigación, como el CSIC. Otra salida es ejercer la profesión directamente, bien como autónomo o trabajando en empresas de arqueología. Esta salida tiene el atractivo de poder realizar muchas excavaciones y prospecciones en sitios diferentes, algunos muy interesantes, pero también puede ser un trabajo frustrante por estar sometido a presiones de plazos y de propietarios, a la inestabilidad laboral y por depender en gran medida de la situación económica general y del sector de la construcción en particular. También existe la posibilidad de especializarse en museos (como técnico o conservador), en restauración, en comunicación y divulgación, y en la gestión y protección del patrimonio, donde queda mucho camino por recorrer.

En nuestro caso no solo es posible viajar, sino que es el sustento de la actividad que desarrollamos. Cuando preguntan a mis hijos a qué se dedica su padre ellos contestan: “mi papá es arqueólogo viajero”.

¿Cuánto hay de verdad en el hecho de que los arqueólogos viajan? ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene una profesión como ésta?

Como comentaba entes, los arqueólogos suelen viajar bastante. Si te dedicas a la investigación, normalmente tienes que hacer excavaciones en sitios alejados de tu domicilio, a veces incluso en el extranjero, y desplazarte para participar en congresos o realizar estancias de investigación. También estás obligado a moverte si te dedicas a la arqueología profesional, aunque en esta ocasión los desplazamientos pueden estar más limitados geográficamente. Viajar siempre es positivo, pero puede generar inconvenientes, en especial si están vinculados con la inestabilidad laboral; desde luego, conciliar este modo de vida con expectativas familiares puede ser complicado.

¿Qué le recomendarías a una persona interesada en trabajar como arqueólogo? (¿Errores que hayas podido cometer, cosas con las que tener cuidados? ¿Falsas expectativas?)

La arqueología es una profesión absolutamente vocacional. El único consejo que puedo dar es también válido para cualquier otra carrera o grado: que estudie todo lo que puedas, dedicándose en cuerpo y alma a ello podrá obtener las mejores notas y tener más opciones de cara al futuro laboral. También es recomendable que participe en todas las excavaciones arqueológicas que puedas, de diversos periodos a ser posible, para que vea en cuál de ellos se siente más cómodo. No es lo mismo excavar un yacimiento en cueva con niveles paleolíticos que un poblado de la edad del hierro o un asentamiento visigodo. Desde luego si tiene en mente dedicarse a la investigación, cuanto antes tenga claro a qué periodo dedicarse, mejor, porque tendrá más tiempo para alcanzar esa especialidad. Al final, si realmente eres bueno en algo, te acabará llegando el trabajo.

Adquirir experiencia en excavaciones sirve también para comprender realmente en qué consiste la profesión. He conocido a muchas personas que después de participar en su primera excavación lo han dejado. La realidad es que en una excavación se pasa frío, calor, estás a merced de inclemencias meteorológicas, tienes que salvar problemas logísticos…No es tan bonito o sencillo como a priori pueda parecer. Y a esto hay que añadir que la mayor parte del tiempo, el arqueólogo no está trabajando en el campo sino en un laboratorio, donde hay poco “romanticismo”. Pero, a pesar de todos estos problemas o inconvenientes, la arqueología es una profesión muy gratificante en la medida en que siempre estás aprendiendo e investigando y haciendo frente a nuevos retos.

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