Las pesadas mochilas de los peregrinos
A pesar de vivir en la ciudad de Compostela, meta para millones de peregrinos, cuando estuve de viaje por León, me sorprendió muchísimo verlos a kilómetros de allí.
El Camino de Santiago se ha popularizado muchísimo en estos últimos años. Se ha convertido en algo muy turístico e incluso globalizado. Aún veía el otro día en el telediario que se ha convertido en todo un reclamo vacacional en época de crisis (comer y dormir en albergues resulta económico) y, al fin y al cabo, un poco de deporte y naturaleza nunca vienen mal…
¿Globalizado? Cada día gente de lo más diversa decide hacerlo. De hecho, me encanta preguntarle a los peregrinos que hospedo a través de Couchsurfing por sus emociones, sobre por qué han decidido lanzarse en la aventura, qué han aprendido… Está claro que se aleja cada día más de los motivos religiosos.
Cuando el sepulcro del Apóstol fue descubierto (tras rumores durante siglos de que había sido enterrado en Galicia), se construyó en un principio una iglesia para cobijar sus restos y los de sus discípulos Teodoro y Atanasio enterrados junto a él. Debido a los momentos históricos que se estaban atravesando – la invasión de la Península por parte de los moros y decaimiento de Roma y Jerusalén por diferentes motivos, el hecho de que Santiago de Compostela se convirtiese en un lugar de peregrinación fue una estrategia política-religiosa magistral.
Cuando paso por la plaza del Obradoiro y observo a los peregrinos llenos de felicidad, abrazándose y hasta llorando por haber logrado su objetivo me resulta emotivo pero nunca había pensado realmente en su largo recorrido…
Aquella mañana de domingo, mientras mi autocar se dirigía de León a Ponferrada, los fui viendo caminar en medio de la nada, con sus chubasqueros y sus pesadas mochilas, en grupos y solos, equipados con modernos bastones de montaña o con el típico y sencillo bordón…
Mientras los veía, me puse a pensar en sus abultadas y pesadas mochilas. «¿Qué cogerías antes de huir si de repente se declarase un incendio en tu casa?» – frase de una peli que vi el otro día. Ahora, me preguntaba qué llevaban ellos durante esta dura prueba y qué me llevaría yo en un viaje de distanciamiento total con la realidad. Aún recuerdo a aquella peregrina alemana que me contaba lo vital que era saber elegir correctamente. Tras la primera semana, se había dado cuenta que le sobraban 2 kilos a su equipaje, que mucho de ese peso era inútil y así no podría seguir ni lograr su objetivo.
Damos por hecho que muchas cosas de nuestra vida son imprescindibles, incluso nos convencemos que las necesitamos, que no podemos vivir sin ellas porque al fin y al cabo, queramos o no, nos acomodamos, somos animales de costumbres. Con el tiempo he ido aprendiendo a perderle el miedo a traspasar mis límites de seguridad. Hoy estoy aprendiendo a dudar: aunque es bueno reafirmarse como persona, también es importante saber ser franco con uno mismo y aprender a valorar qué es bueno para ti porque ser como eres, muchas veces, no te compensa. Si no lo tienes en cuenta, dejas de ver más allá, no avanzas. No alcanzarás tu objetivo, la meta. ¿Para qué emperrarse en aquellas cosas que no hacen más que hundirte y te impiden avanzar? ¿Vas a dejar de vivir lo realmente importante, el camino en sí? ¿No son las cosas suficientemente complicadas, no es la vida suficientemente corta, para que tú mismo te las amargues y te lo pongas más difícil?
Es hora de soltar amarras y perderle el miedo a volar, de dejar las pesadas mochilas de los peregrinos atrás.
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CHAPÓ!
Gracias ^.^
Cuanta razón! A veces llenamos la mochila de cosas innecesarias y por si acasos… cuando realmente necesitamos tan poco! 😉
Pues sí… Tanto la mochila física como la emocional 🙂
Precisamente esta noche he soñado con mi peregrinación a Santiago! Pensaba en escribir un post sobre el tema porque fue el primer viaje que hice sin mis padres (16 paupérrimos añitos) y las enseñanzas de aquella experiencia siguen vigentes en cada una de las mochilas que hago! 🙂
Me has terminado de inspirar!
Me alegra leer eso, María.
La verdad es que es un viaje que tengo muy pero que muy pendiente. Estoy esperando a estar inspirada para hacerlo pero desde luego, durante mi viaje a León, me han entrado ganas. Un abrazo y deseosa de leer lo que nos vas a escribir 😉
Lo hacemos juntas….????….muy buen post…como todos…eres una máquina…por eso cuida tu máquina y no dejes que gripe…jejeje…muaaaaaaaaaaaaaaaaks