Cómo viajar sin viajar
Vivir viajando es algo que hago desde hace alrededor de 8 años. Es un estilo de vida que adopté cuando entendí que era posible vivir así. Que no tenía que quedarme encerrada en una oficina con un trabajo de 8 horas al día frente a un computador. Y de la misma forma que este estilo de vida fomentó mi felicidad diaria (es que este culo inquieto ama lo desconocido, los idiomas que no entiende y no saber dónde va a dormir al día siguiente), también arruinó mi capacidad de no viajar. Ojo, soy un ser adaptable, pero si hay algo a lo que me cuesta acostumbrarme es, justamente, a no viajar.
Suelo volver de visita a mi país aproximadamente cada dos años. No tanto por voluntad propia, sino por obligación moral familiar. Heme aquí nuevamente en Argentina por cuestiones de fuerza mayor, ¿Covid-19 alguien? Y como ser adaptable que soy: entré en crisis. Crisis que me duró lo suficiente para ponerme a analizar qué es lo que me gusta tanto de viajar y cómo podía hacer para reproducirlo cuando viajar no es una opción.
En estos momentos introspectivos entendí que el problema no es tanto el estar en mi país, sino el estilo de vida. Cada vez que volvía de visita, y dejaba de viajar, me sentía horrible porque no me entendía ni podía adaptarme, cuando adaptarme es justamente lo que mejor me sale hacer cuando estoy viajando. Entonces entendí. El problema no era la situación de volver, ni el país, ni lo que me rodeaba, el problema era yo.
¿Por qué cambiaba mi actitud cada vez que volvía si sabía que era justamente mi actitud viajera la que me hacía feliz? Era por inercia, era como si volver físicamente significase que tenía que volver mentalmente también. Entendí que no, que vivir viajando era sobre todo una actitud.
Amo estar en una cultura opuesta a la mía y que implique un desafío de adaptación (una de las razones principales por las que viajo), pero ¿por qué no podía seguir siendo igual de curiosa y atrevida en mi país? Si en realidad, cada persona es un mundo y no porque sea mi país, significa que conozco todo o que puedo dar todo por sentado.
Este cambio de actitud, bah, esta mantenida de actitud pasó sin querer, no es que vine con una estrategia armada. Hace tanto que vivo viajando que ya se me pegó la actitud. Ya no puedo caminar por una calle sin que mi cerebro esté alerta a lo que puede llamarme la atención, ni ponerme a hablar con cualquier extraño porque sí. Viajar sin viajar es super posible, creeme.
Para todos aquellos que andan con depresión post-viaje, que se sienten inadaptados, o para los que todavía no viajaron o no pueden viajar, les comparto una lista con las cosas que a mí me están ayudando a sobrellevar la vida momentáneamente estática y que tal vez les pueda ayudar a cambiar la actitud. Es que no importan las circunstancias, lo que importa es lo que hacemos con ellas y cómo las afrontamos.
Que cada día sea distinto al anterior
Viajar a un lugar o una cultura que no conocemos, significa, inevitablemente, que cada día sea una nueva aventura. Ir al super es una aventura cuando no hablás el idioma del país que estás visitando. Esto no tiene por qué cambiar cuando volvés a tu país. En caso de poder salir, camina por calles por las que nunca anduviste, cambia de mercadito, en vez de tomar transporte público camina lo más que puedas.
En caso de no poder dejar tu casa, propónete aprender algo nuevo todos los días. Empezar un libro que nunca leerías porque “no es tu estilo”. Déjate sorprender por lo cotidiano. Viajar sin viajar es posible cuando cada día nos sorprende.
Comé comida extranjera
No te digo que vayas a un restaurant re top a comer sushi, pero es probable que cerca tuyo tengas restaurants de barrio que tal vez los dueños sean extranjeros. Y en caso de no poder salir, busca por youtube comidas extranjeras que tengan ingredientes que puedes encontrar en tu país pero que nunca se te hubiese ocurrido consumir. Anímate a comprar especias que ni siquiera conocías. Y te digo algo más, la forma de cocinar algo tan simple como arroz, por ejemplo, varía de cultura en cultura. Googlea arroz asiático (mi preferido), me lo vas a agradecer.
💡 15 platos preferidos de gastronomía internacional
Mirá películas en otros idiomas (con subtítulos, obvio (?))
Mirar películas o series en otro idioma es una gran forma de viajar sin viajar y sin necesidad de abandonar el living de tu casa; o tu cama llegado el caso. Una peli asiática, de iraní, turca, africana, de dónde sea, pero que sea una película que escuches y no entiendas. Que te hable de una cultura distinta, que te hable de temas que de otra forma no te plantearías.
Hablá con extraños
Cuando estás viajando, todo el mundo es, al fin y al cabo, un desconocido; todas las personas con las que te cruzas diariamente son extraños, por ende no hacés diferencias y hablás con todos por igual porque no te queda otra. Eso no debería por qué cambiar cuando vuelves a tu país. Quítate la vergüenza de hablar con cualquiera que se te cruce. Lo más probable es que termines teniendo conversaciones super interesantes.
Interesate por lo que te rodea
No vivas por inercia. No retomes las rutinas que tenías antes de viajar simplemente porque volviste. No des todo por sentado. No pierdas la curiosidad con la que te manejarías si estuvieses en otro país. Estoy segura que hay costumbres de tu nacionalidad que nunca te cuestionaste; éste es el momento. Aprovéchalo.
Aprendé otro idioma
Estar en contacto con otro idioma es una gran forma de viajar sin viajar. No es necesario que te vuelvas bilingüe ni mucho menos, pero de la misma manera que si estuvieses en otro país aprenderías palabras básicas para poder desempeñarte, podrías estar haciendo lo mismo ahora. Dale un buen uso a Internet.
Escucha música de otro país u otra cultura
Existe otra forma de viajar sin viajar desde el living de tu casa: escuchar música de otro país. Entre las playlists de Youtube y Spotify, realmente no tienes excusas. Ni siquiera tiene que ser de otro país, a veces hay géneros nacionales que nunca nos dignamos a escuchar.
Escribe sobre viajes pasados
Otra forma de viajar sin viajar es rememorar los viajes que sí hiciste. Puede que hayas mantenido un diario mientras estabas en viaje, pero volver a escribir sobre ellos desde otra perspectiva te va a ayudar a volver a vivirlos. Y si nunca lo hiciste, pues este es el momento. Anota las anécdotas más divertidas, la comida que más te gustó, el mejor atardecer.
Existen muchísimas formas de viajar sin viajar porque al fin y al cabo, sólo depende de nuestra actitud. ¿A dónde te vas a ir de viaje hoy?