Mi viaje y recomendaciones para viajar a Salamanca

Sandra Candal

A pocos días de realizar uno de mis viajes soñados, decidí aprovechar el Puente de Todos los Santos para volver a una ciudad que a pesar de ser muy cercana a mí, no conocía: Salamanca.

Como ya os conté anteriormente, mi media procedencia salmantina hace que siempre hable maravillas de la Tierra de mi madre pero la verdad es que apenas conocía capital.

Así que, de paso que me reencontraba con un montón de familiares a los que hacía tiempo que no veía, aproveché para hacer una pequeña escapada turística por una de mis “ciudades de origen”.

Qué ver en Salamanca: Mis 6 Imprescindibles



No hay duda de que Salamanca es una de las ciudades más bellas de España. 

¡Y no lo digo porque mi madre sea de allí! 😛
¡Pasen y lean!

 

Paseo por las orillas del río Tormes y la gastronomía salmantina

Como ya sabéis soy una gran amante de los paseos y este probablemente es uno de los más bonitos que os pueda recomendar.

Desde las orillas del río Tormes, y cruzando el Puente Viejo, podréis disfrutar de las mejores vistas sobre una de las ciudades más bonitas de España.

Para los que nos gusta el buen comer, Salamanca es el paraíso de los amantes de las comidas hipercalóricas pero

¡Qué bueno que está todo! Que si un hornazo, embutidos de gran calidad, una tapilla de farinato, un cabrito asado, un buen cocido…

¡Perfecto para volver con unos cuántos kilos de más a casa!

Las catedrales de Salamanca

Tanto la Catedral Vieja  (de estilo románico-gótico) como la Nueva  (de estilo gótico-barroco) son otros de los dos grandes imprescindibles de mi lista.

Sin ellas, el paisaje urbano de la ciudad no sería el mismo.

Tanto sus espectaculares fachadas como los tesoros escondidos de su interior no dejan indiferentes a nadie.

El casco histórico de Salamanca

El centro se recorre maravillosamente bien a pie ya que la ciudad es muy llana y los edificios más emblemáticos de la ciudad están a tiro de piedra los unos de los otros.

La espectacular Plaza Mayor, la bonita Plaza del Corrillo con sus soportales, la llamativa Casa de las Conchas, el Palacio de Monterrey, la imponente fachada de la Clerecía son algunas de las muchas joyas arquitectónicas de las que podréis disfrutar tanto de día como de noche.

Visitar la ciudad de noche también es muy recomendable ya que la iluminación de los edificios históricos es fantástica)

Los Edificios de la Universidad de Salamanca

¿Quién no ha oído hablar de la famosa rana?

Encontraréis con facilidad la fachada principal del Edificio Histórico de la Universidad gracias a los miles turistas que están allí buscando el famoso anfibio.

¡Pero la cosa no se queda ahí!

No dejéis de visitar las Escuelas Mayores y es que ver los Claustros, las Aulas, Capillas y la Antigua Biblioteca por las que pasaron personajes tan ilustres como Unamuno, Espronceda y Fray Luis de León.

Merece mucho la pena.

Convento de San Esteban y Huerto de Calixto y Melibea

Un poco más apartado del resto de los lugares, otra de mis recomendaciones es la visita al Convento de San Esteban, joya del Renacimiento salmantino.

Por desgracia no pude visitar el interior – donde se casaron mis Reales papis 😀 (¡Queda para la próxima!).

Otra de mis recomendaciones, para parejitas enamoradas y amantes de la Celestina, es el Huerto de Calixto y Melibea, un bonito jardín del casco antiguo en el que supuestamente se desarrolló la historia de Fernando de Rojas.

Como en cualquier rincón para enamorados, no podían faltar los candados.

Así que ya sabéis qué tenéis que hacer si vais por allí acompañados…

Casa Lis

Añado el Museo de Art Nouveau y Art Déco o Casa Lis porque personalmente es una época que me chifla.

Este palacete modernista no sólo me pareció fascinante por su exterior sino que en el interior también posee impresionantes vidrieras y una colección de vidrios, bronces, muñecas y joyas de lo más interesantes.

Mi viaje a Salamanca: Diarios de viaje



La ciudad de Salamanca es muy llana y se recorre perfectamente su casco antiguo a pie. Nada más llegar a la estación de autobús empecé mi recorrido en el Campo San Francisco encontrándome de lleno con el colegio Fonseca, el Palacio Monterrey y la Calle Ancha para acabar en la mismísima Plaza Mayor. Tras una primera parada en la espectacular plaza que aún recordaba (¡Cómo olvidarla!), seguí mi recorrido por la Plaza del Corrillo y por la Calle Mayor llena de turistas: ahí estaba la ya famosa y tan característica Casa de las Conchas.

Siguiendo de frente, a pocos metros ya me encontraría con las dos Catedrales, la Nueva y la Vieja. Por falta de tiempo y por culpa de las horrorosas colas de visitantes en día festivo, no entré pero las rodee por entero para apreciar los miles de detalles de sus impresionantes fachadas.

Tras una brevísima parada para comprar un poco de hornazo, decidí alejarme un poco del casco antiguo. Bajé hacia el río Tormes y crucé el Puente Romano para poner sacar preciosas instantáneas de la ciudad. 🙂

Volvería a cruzar el puente para entrar en el Museo Modernista – Casa Lis cuya fachada me había llamado especialmente la atención desde el otro lado del río. Recomiendo esta visita: las vidrieras de todo el edificio son preciosas y la colección de objetos (desde joyas hasta juguetes) es muy interesante.

Al salir, me dejaría llevar por la marea de turistas y acabaría por casualidad en el Huerto de Calixto y Melibea. Un bonito y sencillo jardín romántico, con un pozo lleno de candados (dejados allí por los enamorados) y una estatua de la Celestina recordándonos que ese es el lugar en el que Fernando Rojas se inspiró para su obra.

A tiro de piedra me encontraba con el bonito Convento de San Esteban. Por desgracia no estaba abierto al público aquel día por lo que no pude entrar en el lugar en el que se casaron mis padres hace años. 🙂

Tras callejear y callejear sin parar, el ambiente de la ciudad seguía animado y al pasar por la puerta de La Clerecía, decidí que le dedicaría lo que me quedaba de tarde en visitar las famosas Escuelas Mayores de la Universidad. Primero me detendría en su fachada en la que todos los guiris estaríamos buscando la famosa rana y luego visitaría sus claustros. A continuación, entraría a visitar las diferentes aulas y salones (todos ellos impresionantes), la capilla, la biblioteca y las famosas Escaleras del Conocimiento que son todo un emblema de la Universidad.

Al atardecer, para despedirme de la ciudad, cruzaría de nuevo el río (esta vez por el Puente del Tormes) para volver disfrutar de más panorámicas espectaculares de Salamanca antes de que se fuese el sol. Tras un día muy intenso como podéis ver, volvería a pasar por todo el casco antiguo de camino a casa y me quedaría aún más maravillada con toda la ciudad: todos los edificios de noche resultan aún más impresionantes si cabe por la iluminación. La piedra dorada y resplandeciente te deja boquiabierto y si la ciudad ya te ha gustado de día, de noche te enamora definitivamente.

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