Excursión de un día a Nara

Sandra Candal

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Qué ver en Nara



Todai-ji

El templo más impresionante de Nara.

Nada más llegar uno se encuentra con un enorme portón con dos guardianes enormes de 20 metros esculpidos en el s. XII.

Tras pasar esa puerta ya está de frente el templo en el que el famoso Daibutsu de Nara: un buda de 15 metros.

Una de los edificios de Todai-ji es Nigatsu-do y desde allí las vistas sobre Nara son impresionantes.

El parque de Nara

Se trata de un parque enorme de unas 500 hectáreas creado en el s. XIX por el que los ciervos campan a sus anchas.

Han numerosos puestos en los que se pueden comprar galletitas para alimentaros pero aunque  parezcan bambies, hay que tener mucho cuidado con ellos ya que están acostumbrados a que los turistas les den de comer por lo que pueden volverse algo agresivos.

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Isui-en

Se trata de un bonito jardín japonés de unos 13 000 metros cuadrados que ha conservado el estilo estético de los jardines Meiji.

Es un lugar de enseño por su belleza. 

Kasuga-taisha

Se trata de un pequeño santuario fundado en siglo VIII que es famoso por sus  muchas linternas.

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Excursión de un día: Diarios de viaje



Para nuestro tercer día en Kioto decidimos dirigirnos de nuevo a las afueras: esta vez iríamos a Nara. En apenas una horita en tren llegábamos a este maravilloso lugar que nos dejaría más que fascinados (y es que Adri  y a mí – sobre todo a Adri – nos encantan los ciervos). 🙂

En Nara, hay ciervos en todas partes y además estos animales acostumbrados a que se les dé comida así que se acercan a ti sin reparo…¡Y es maravilloso! 😀 Poder estar rodeado todo el día por esas ricuras es simplemente maravilloso (aunque hay que tener cuidado que a ninguno le dé por embestirte, jejeje).

Los paisajes que nos encontrábamos en Nara fueron aún más preciosos, si cabe, que los Arashiyama: de nuevo tonos verdes, rojos, naranjas y amarillos en una naturaleza tan serena que todo parece mágico. El acceso al jardín japonés Isuien era gratuito aquel día así que lo visitamos más que encantados a pesar de una fina lluvia. A continuación volveríamos junto a los cervatillos. Tras darles de comer casi todos nuestros víveres, comprábamos (y probábamos) galletas especiales que allí vendían para ellos.

A continuación, remitiéndonos a nuestra guía-biblia sobre templos que visitar comentada por Miguel (¡Gracias de nuevo, Miguel) entraríamos en el templo budista, Todai-ji, Patrimonio de la Humanidad. La entrada de este templo de madera construido en 1692 está custodiada por dos impresionantes guardianes y alberga un increíble buda de 15 metros que nos dejó totalmente sin habla.

Tras un largo paseo por el parque, pasando por el santuario shinto Kasuga-taisha, pararíamos un momento por el templo Nigatsudo donde veríamos el atardecer con unas vistas espectaculares sobre la antigua Nara. La verdad es esta visita nos encantó tanto a Adri como a mí. Nara es un lugar excepcional y totalmente recomendable.

Tras un agotador día, nos tocaba cambiar de casa de nuevo. Nos íbamos a quedar tres días más en Kioto, pero no me suele gustar quedarme más de 3 días en casa de mis anfitriones Couchsurfing, por no abusar, así que los siguientes días nos hospedaríamos en una habitación doble alquilada a través del portal AirBnB. Lo que no nos esperábamos es que la casa fuera tan difícil de encontrar (Perdidos otra vez Capítulo 843980). Tras dar vueltas y más vueltas a la misma manzana durante una hora (porque preguntar en Japón por una dirección no sirve de nada), intentar llamar desesperadamente a nuestro propietario que no contestaba al teléfono, de andar cargados con nuestras maletas para arriba y para abajo bajo la lluvia, cuando ya íbamos a tirar la toalla conseguí descargar las fotos del lugar a mi móvil y Adri encontró milagrosamente el edificio.

Tras instalarnos al fin en nuestros aposentos, Shin, nuestro joven propietario apareció para disculparse un millón de veces al menos con nosotros (y es que los japoneses son así) y lo cierto es que pronto entablamos conversación, una cosa llevó a la otra y a las pocas horas bajaba a la habitación con una botella de sake, jajaja. 

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