Mi viaje y recomendaciones para viajar solo a Singapur

Estando en Malaca, Malasia, no podía despreciar la oportunidad de visitar otro país más: Singapur.

Qué ver en Singapur: Mis 5 Imprescindibles



Aquí van los 5 imprescindibles para conocer Singapur, una capital que me ha sorprendido para bien.

La mayoría de la gente apenas la sobrevuela porque es cara y bulliciosa pero yo me quedé con ganas de conocerla un poco más…

Gardens by the Bay y el Skyline de Singapur

Sí, si Singapur es famoso por algo es ciertamente por su “skyline” y el famoso Marina Bayun edificio espectacular donde los haya.

A falta de tiempo, decidí prescindir de subir al famoso rascacielos para ver su famosa “infinity pool” y me decanté por tomarme toda una tarde para recorrer Gardens by the Bay.

Se pueden visitar de forma gratuita todos los jardines exteriores pero, tras previo pago de 28$ singapureños (dos horas de recorrido y merece mucho la pena), entré en esos dos invernaderos futuristas gigantes llamados Flower Dome y Cloud Forest.

Me pareció espectacular tanto por la flora mundial que se encuentra allí como por la arquitectura.

Además es increíble la eficiencia de este gigantesco proyecto ecológico. Hay una parte de exposición dedicada al medio ambiente

¡De lo más espectacular que veía en mucho tiempo!

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La comida callejera de Chinatown

He de decir que es una selección subjetiva y probablemente disfruté aún más de mi visita al barrio de Chinatown de Singapur por dos motivos: primero porque visite la ciudad en plenos festejos del Nuevo Año Chino y, segundo, porque tuve la gran suerte de reencontrarme con una ex couchsurfer y amiga, Joycelyn, quién me explicó el funcionamiento de estos puestos callejeros y que me instruyó en gastronomía china.

¡Lo pasamos pipa en este «terraceo» asiático!

El parque de Fort Canning

Cuando entré no me llamó demasiado la atención pero, pasada una media hora, me vi encantada de estar inmersa en este recinto de paz en pleno centro de Singapur.

Fort Canning posee distintas partes muy diferenciadas: una zona con una exposición con estatuas contemporáneas junto a la puerta de una antigua fortaleza, varios jardines de diferentes estilos, partes con bosques frondosos (dónde de puede oír un montón de animalillos, insectos y aves cantar), varios edificios coloniales, una zona arqueológica ya que allí se enteraron las primeras dinastías de reyes malay…

Una visita muy interesante y diferente a la imagen que tenemos de Singapur.

El barrio árabe (Malay heritage) y la mezquita de Masjid Abdul Gafoor (Little India)

Tuve la gran suerte de que mi hostel se encontraba en pleno barrio árabe justo enfrente de la Mezquita del Sultán.

De no ser así, es muy probable que no hubiese ido hasta allí…

El barrio sigue conservando viejas construcciones y lo peculiar es que hoy se ven rodeados por edificios cada día más modernos.

El barrio Little India, en cambio, me decepcionó un montón porque – a diferencia al barrio árabe – no tiene ningún carácter propio (sólo vive gente india allí).

Lo único que me gustó y, por lo que mereció la pena ir hasta allí, fue por la bonita Mezquita Masjid Abdul Gaffoor.

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El barrio de Raffles places, el puerto y sus edificios históricos

¡Otro descubrimiento casual (había quedado allí para despedirme de Joycelyn) fue el barrio de Raffles places: allí se ubican las más grandes compañías y bancos de Singapur hoy pero curiosamente allí estaba el viejo puerto Singapur.

A modo de recuerdo tenemos una estatua con mercaderes de diferentes procedencias y otra de unos niños tirándose al agua como recuerdo de ese pasado.

A un paso de allí, también se encuentran más edificios históricos como el Viejo Parlamento (construidos por los ingleses) y la famosa estatua del Merlion, símbolo de la ciudad.

Dónde dormir en Singapur



En esta ocasión teniendo en cuenta los elevados precios, no tuve otra opción que alojarme en un hostel con cuarto compartido.

Adamson Inn fue una grande opción.

Ubicado en el barrio malayo, el personal es sumamente atento.

Aunque las habitaciones no son demasiado grandes tienen de todo y los cuartos de baño compartidos son modernos y siempre estaban impecable.

Lo recomiendo para estancias cortas como la mía.

Adamson Inn en Singapur
Adamson Inn en Singapur

Mi viaje a Singapur: Diarios de viaje



Apenas se encuentra a 3 horas al sur de Malaca y a una hora de vuelo de Kuala Lumpur así que es muy frecuente que los viajeros lo incluyan en su itinerario “express” por el Sureste asiático. Yo, personalmente, seguía sin prisa pero la gran mayoría de la gente que conozco me había avisado de dos cosas sobre Singapur: 1º – Que era una ciudad cara (y sí, efectivamente lo es si la comparamos a las demás capitales del sureste asiático. Los precios son como en Europa) y 2º – Una ciudad poco interesante y artificial. A pesar de todo eso, me reservé dos noches y 3 días para conocerla y aún más teniendo en cuenta que aprovecharía para visitar a mi amiga Joycelyn, una couchsurfer a la que había alojado en mi casa tiempo atrás.

Mi hostel, el Adamson Inn, se encontraba a unos pasos de la espléndida Mezquita del Sultán, en pleno barrio Kampong Glam, el barrio malayo. Lo cierto es que me resultó un barrio curioso, lleno de pequeños negocios mayoritariamente árabes, acosados por los enormes rascacielos que invaden y tanto caracterizan Singapur.

A unos pasos de allí, se encontraba el barrio de Little India pero, al igual que me ocurrió en Kuala Lumpur, fue una decepción total. Sí, allí residen gran parte de la comunidad india de la ciudad pero los edificios y la zona no tienen nada de especial, ningún carácter. Lo único interesante del barrio curiosamente es otra mezquita: la mezquita de Abdul Gafoor.

Esta gran recomendación de mi amiga Joycelyn, y que muchos de los mochileros pasan por alto al visitar Singapur, es el parque Fort Canning. Se encuentra en una de las colinas más elevadas de Singapur así que desde el mismo se puede ver a lo lejos los rascacielos y el famoso Marina Bay. El parque, primer emplazamiento humano de la ciudad (se han ido encontrando durante los últimos años cada vez más restos de vasijas y muros de una antigua ciudad), parece haber sido el emplazamiento del castillo de los primeros reyes malay y allí están enterrados. Como su nombre indica, también hay un antiguo fuerte y todo está rodeado de un bosque bastante frondoso es un lugar perfecto para refrescarse del calor pegajoso y del bullicioso de la ciudad. Pegado a él se encuentra el Museo Nacional de Singapur que parecía tener exposiciones muy importantes pero por falta de tiempo, habrá que dejarlo para la próxima vez…

Al llegar la noche, al fin pude quedar con mi amiga Joycelyn y el reencuentro fue más que genial no sólo porque teníamos muchas cosas con las que ponernos al día sino porque no puedo pensar en una mejor anfitriona para descubrir Chinatown en plenas fiestas del Año Nuevo Chino. ¡Todo una experiencia! Había un ambiente increíble por el Food Court y menos mal que iba con ella porque os aseguro que no es fácil entenderse allí. Primero, porque la mayoría de los puestos de riquísima comida callejera están en chino (y los dependientes tampoco hablan otra cosa), segundo, porque te ves abrumado por comida tan extraña (nada que ver con el chino de la esquina, Señoras y Señores) y tercero porque tienen un método extraño de organización. Primero, pagas, luego buscas un sitio en el que sentarte y luego, cuando crees que lo que has pedido puede estar listo, vuelves al puesto a recoger tu comida, jeje.

En el mismo barrio de Chinatown, tampoco os perdáis el curioso templo hindú de Sri Mariamman. Es un templo pequeño que también se ha quedado atrapado en el barrio en el que no debía (como la mezquita en pleno Little India) pero es realmente muy bonito. Por desgracia no pude visitar su interior porque estaba en plenas obras de restauración.

Durante mi último día, antes de marchar, fui a despedir mi amiga Joycelyn en el barrio de Raffles Place y cuál no fue mi sorpresa cuando me encontré más cosas interesantes de Singapur: su viejo puerto, encerrado más adentro de la famosa bahía aún conserva bastante encanto. Hay unas cuántas estatuas que nos recuerdan sus comienzos como un humilde pueblo de pescadores y mercaderes. A un paso de allí, también se encuentra otro emblema de Singapur, el Merlion, una gran estatua mitad pez mitad león que escupe un poco chorro de agua día y noche, emblema de la ciudad. Esa zona también posee aún unos cuántos bonitos edificios coloniales hoy en día reconvertidos en museos o en edificios públicos.

Y sí, con lo que todo el mundo se queda de Singapur, es con su impresionante skyline. Durante estas últimas décadas, Singapur se ha convertido en una metrópolis en la que los arquitectos con renombre mundial vienen a competir y construir el edificio más futurista e impresionante posible. Está claro que es un destino obligado si os fascina la arquitectura. Su famoso Marina Bay, desde luego, no decepciona en directo. Aún me quedaba una última tarde en Singapur así que, por falta de tiempo, tendría que elegir entre subir al edificio para ver su infinity pool y las vista a la ciudad o visitar los Gardens by the Bay. Me decanté finalmente por este segundo al que le dedicaré un capítulo especial esta semana. 😉

Al final me arrepentí un poco de no poder quedarme otro poco más porque como os conté en un anterior post, me parece una ciudad de lo más compleja.

¿Os imaginabais que Singapur podía tener tantas cosas para visitar?

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