Mi viaje y recomendaciones para viajar a Oporto
Oporto es una ciudad de Portugal llena de sorpresas que, personalmente, creo que hay que saborear con tranquilidad.
La visité por primera vez en 2013 pero, el pasado mes de junio de 2019, he decidido regresar durante toda una semana para intentar descubrir algunos de sus secretos mejores guardados.
La Ribeira










La estación de Sao Bento
La estación de Sao Bento, construida a comienzos del siglo XX, es considerada como una de las estaciones más bellas del mundo.
Todo ello se debe a que en su interior nos encontramos 20 000 espectaculares azulejos que representan algunos de los acontecimientos históricos más importantes de Portugal.




La Catedral de Oporto
A un paso de la estación, nos encontraremos con la Catedral de Oporto (la Sé en portugués).
Es Patrimonio de la Humanidad y resulta de lo más llamativo de lejos: posee una arquitectura de castillo medieval, con torreones y murallas.
También posee elementos góticos y barrocos.
Su interior es bastante austero sí que merece la pena detenerse en su claustro decorado, cómo no, con preciosos azulejos azules.
Desde la parte trasera de la catedral, tendréis unas preciosas vistas a todo el Casco Histórico de Oporto, Patrimonio de la Humanidad. La decadencia, los azulejos, los colores y las calles adoquinadas, laberínticas y empinadas de esa parte de la ciudad tienen un encanto sin igual.
Además del famoso paseo junto al Duero (Cais da Estiva), llena de bares y restaurantes, no dejes de recorrer la Rúa Mouziño da Silveira, otra de las calles más animadas de la ciudad.






El casco antiguo
Otro de los edificios más bonitos del centro antiguo es el Teatro Sao Joao, del siglo XVIII que se encuentra en la plaza Batalha.











El Palacio da Bolsa
Este singular edificio del s. XIX es la Sede de la Asociación de Comerciantes de Oporto.
Se encuentra en pleno castro antiguo y también es Patrimonio de la Humanidad.
Sus salones poseen una gran belleza, pero destaca definitivamente entre todos la Sala Árabe que se inspira en la Alhambra.
Se realizan únicamente visitas guiadas (en varios idiomas).
Junto al Palacio da Bolsa, también se encontrarás con el mercado de artesanía Ferreira Borges.











Los puentes de Oporto
Desde luego Oporto no sería Oporto sin el Río Duero (Douro) y sus 6 puentes (¡Nada más y nada menos!).
El color, la luz y la saudade se transmiten a través de ellos y hacen de esta ciudad un lugar único.
Los cruceros son altamente recomendables: no suelen ser muy caros y son otra forma muy agradable de disfrutar de la ciudad.
El Puente Don Luis I es uno de los más emblemáticos.
Fue construido en 1886 y, contrariamente a lo que los turistas creen, no es obra de Gustave Eiffel sino del ingeniero Théophile Seyrig.
Los viandantes pueden cruzarlo a través de sus dos niveles y por él también pasan coches y el tranvía.
En cambio, el Puente María Pía, cerrado actualmente en obras, sí es obra de Eiffel.


La Torre de los Clérigos y la librería Lello e Irmao
La iglesia y la Torre de los Clérigos, de estilo barroco, son otro de los lugares más emblemáticos de la ciudad de Oporto.
Este campanario, con sus 240 peldaños, es otro precioso mirador de la ciudad.
A un tiro de piedra se encuentra la Librería Lello e Irmao, una de las librerías más bonitas de Europa.
Se ha vuelto tan famosa a raíz de las películas de Harry Potter (ya que sirvió de inspiración a JK. Rowling) que ahora hay que pagar entrada de 5 euros (que se deducen la compra de un libro) y hacer colas interminables para poder entrar.
Destacan su impresionante escalera (de piedra pintada imitando la madera), sus altísimas estanterías y las preciosas vidrieras del techo.




La Plaza da Liberdade y el Ayuntamiento de Oporto
Se trata de uno de los puntos neurálgicos de Oporto.
Esta plaza se empezó a construir en el siglo XVIII y, a partir de ese momento, se convirtió en su centro económico, político y social.
Se encuentra a un paso de la estación de San Bento.
En su lado norte, está la Avenida de los Aliados, una de las arterias principales de la ciudad.
En el fondo de la plaza se encuentra el Ayuntamiento de la ciudad (Câmara Municipal do Porto) con su torre de 70 metros de altura.



La Rúa Santa Catalina y el Café Majestic
Si te apetece irte de compras, en la transitadísima Rúa Santa Catalina, encontrarás todo lo que necesitas.
Allí también se halla el famoso Café Majestic, un café-tertulia de estilo modernista en el que los personajes más ilustres de la época se reunían.
Hoy en día, este viaje por el tiempo tiene un precio y se ha convertido en una de las cafeterías más caras de Oporto.


Las Iglesias azules de Oporto
Si hay algo típicamente portugués es, desde luego, sus azulejos que invaden todas las fachadas de sus edificios (de herencia árabe).
Sin embargo, en Oporto, destacan sobre todo los tonos azules.
Algunos de los mejores ejemplos de ellos son las iglesias del Carmen, San Idelfonso y San Francisco.



Los mejores miradores de la ciudad: Mirador de la Vitoria, el Mirajazz y el Paseo das Virtudes
Si vas a visitar a Oporto, ten en cuenta que se trata de una ciudad con muchas cuestas. ¿La ventaja?
Que te encontrarás con bellísimos miradores al río Douro.
Entre los gratuitos (además del que está en la parte trasera de la Catedral anteriormente mencionado) están el Mirador de la Vitoria y las vistas desde el Paseo de la Virtudes.
Existen, además, numerosos locales con vistas privilegiadas. Mi recomendación para además disfrutar de música en directo: el Mirajazz.




El Mercado de Bolhao
En mi anterior visita a Oporto, tuve la oportunidad de visitar el pintoresco Mercado de Bolhao.
Alrededor de él, podrás encontrar pequeñas tiendas y ultramarinos antiguos llenos de encanto en los que disfrutar de pequeñas delicatessen como los pasteis de nata de la pastelería Manteigaria (ver más abajo «Dónde comer en Oporto»).



Vila Nova de Gaia

Visita a las bodegas de Oporto
Puede parecer algo muy “guiri” pero las bodegas de Vino de Oporto son parte de la historia de la ciudad y, por lo tanto, dedicarles una visita resulta muy interesante para entender mejor la ciudad.
Sin los comerciantes ingleses empeñados en comercializar los vinos del Duero, la ciudad nunca habría llegado a ser lo que es.
Además, una cata para alegrar el día, nunca viene mal.
Te encontrarás todas estas bodegas del lado de Gaia.



El monasterio da Serra do Pilar
Cruzando el puente de Don Luis I, del lado de Vilanova de Gaia, se encuentra este curioso monasterio.
Existen visitas guiadas para descubrir su interior que resulta interesante por varios motivos: la arquitectura de este edificio es realmente muy particular.
Fue construido durante el renacimiento y es uno de los pocos claustros circulares del mundo.
Además, la pequeña iglesia – que está conectada con él – también es redonda (posee el altar en el centro).
Su cúpula es imponente y se puede ascender a ella para unas vistas aún más espectaculares toda la ciudad.










El Museo Soares dos Reis
Este palacio, uno de los más antiguos del país, acoge uno de los museos más importantes de pintura y escultura de Oporto.
Las obras pertenecen principalmente al periodo romántico y, personalmente, me encantó descubrir las obras de artistas portugueses (para mí desconocidos) como Silvia Porto, del Marqués de Oliveira, de Henrique Pousao y del escultor Soares dos Reis.










La fundación Serralves
La Fundación Serralves está formada principalmente por un museo, un parque y una villa.
El museo nos ofrece una amplia agenda de exposiciones de arte contemporáneo.
En los jardines extremadamente cuidados que unen el museo y la casa, nos encontraremos con piezas contemporáneas colocadas de forma estratégica.
También merece la pena detenerse en Villa Serralves, un ejemplo único de “Art Déco” dentro de Portugal.









La Casa da Música
Este cubo Rubik diseñado por el arquitecto holandés Rem Koolhaas es un centro cultural con varias salas para eventos y conciertos.
El auditorio principal de la Casa da Música, sede de la Orquesta nacional de Oporto, acoge todo tipo de recitales ya que se pueden configurar diferentes elementos de las salas en función de las necesidades de la actuación (cortinas, ventanas abiertas a la ciudad, paraventos, etc).
Aunque el precio de la entrada me pareció bastante elevada (10 euros), la visita no resulta ser aún menos fascinante.
El edificio en su interior es realmente desconcertante e innovador.










Afurada
Lo bonito de Oporto es que, a pesar de ser una gran ciudad turística, si uno se aleja un poquito del centro, uno aún puede encontrarse con pequeños rincones llenos de encanto como el pequeño pueblo de marineros de Afurada.
Si te apetece una buena parrillada de pescado fresco sin mayores pretensiones en un pintoresco barrio, anímate a coger el ferry que parte desde el Ponte da Arrábida.





Foz do Douro
¡Amantes del sol y de la playa, Foz do Douro es para vosotros!
Allí se encuentran las arenas de Praia dos Ingleses, Molhe, Senhora da Luz, Ourigo, Gondarem, Homem do Leme para estirar vuestra playa y pegaros un chapuzón en el Atlántico.








Jardines del Palacio de Cristal
Por si los jardines del lado de la Ribeira no hubiesen sido suficientes, también podéis pasear por este precioso jardín botánico con vistas a la embocadura del Duero.
Su nombre se debe a que en el pasado allí se encontraba un bonito palacio de cristal construido para la Exposición Internacional de 1865. ¡Pero no lo busquéis!
Hoy ha sido sustituido por una curiosa cúpula futurista (el Pabellón Rosa Mota) en el que se celebran exposiciones.


Parque da Cidade
El parque más grande de Portugal (con 83 hectáreas) también es uno de los lugares preferidos de los portuenses.
Este pulmón verde tiene numerosos árboles y lagos pero además, los sábados se suele organizar mercadillos de productos biológicos y allí también nos encontraremos con el Pabellón del Agua y el Acuario Sea Life Oporto que pueden ser una visitas fantástica si visitas Oporto con niños.




Qué y dónde comer en Oporto
¿Os gusta el buen comer? ¡Ojito con Oporto!
Se puede comer muy muy bien, grandes cantidades y barato.
Al igual que en el resto de Portugal, en las cartas de los restaurantes destacarán los pescados, pero si existen 3 grandes clásicos de la ciudad que no deberíais dejar de probar:
- Las Tripas à moda do Porto: A los habitantes de Oporto se les conoce como los “tripeiros”. Pero, ¿por qué? Cuenta la historia que cuando los descubridores portugueses empezaron a navegar por el mundo, todas las buenas carnes se mandaban a esos barcos así que en el puerto… ¡sólo quedaban la casquería y había que sacarle provecho! Estos callos portugueses se preparan con alubias, caldo, comino y pimentón.
- La Francesinha: ¡Sólo apto para los más valientes! Se trata de dos rebanadas de pan recubiertas de queso que se rellenan de chorizo, jamón y bistec. ¡Ni más ni menos! También se puede pedir con un huevo por encima y todo ello va regado por una salsa secreta (principalmente hecha de cerveza y tomate). Si buscáis un lugar informal dónde ir a comerla y alejado de los lugares más turísticos, tendréis que dirigiros a la plaza dos Poveiros.
- Las bifanas: son otro bocadito muy tradicional de Oporto que te encontrarás en muchas tascas. Se trata de un minibocadillo con una carne jugosa de cerdo que ha estado cocinándose durante horas en una salsa de tomate. Suele tener un pequeño toque picante. Una zona ideal para irse de pinchitos en Oporto es el Paseio das Virtudes.
- Los pastéis de nata son otro gran clásico portugués, sin embargo, en Oporto, te recomiendo que te pases por A Manteigaria. ¡Avisan con una campana cuando acaban de sacar una horneada! Puedes comprar estas pequeñas delicias tanto frías como calientes y pedirlas más o menos doradas. ¡Ñam!
- Los Porto tónics. Si te apetece salir de marcha, dirígete a la calle Cândido dos Reis para probar la bebida de moda.




Cómo moverse por Oporto
Si vas a pasar más de un fin de semana en Oporto, te diría que la ciudad se puede recorrer perfectamente a pie.
Sin embargo, si ya has estado en ella y quieres descubrir algunos lugares menos conocidos, puedes simplemente comprar una tarjeta dde transporte para viajar en bus y en metro por la ciudad.
Si tomas un taxi, los Uber también resultan bastante económicos.
La opción más cara pero preferida por los turistas es el tranvía. Apenas lo utilizan ya los locales por ese motivo.


Excursiones por la Región del Duero
Si te interesa saber más sobre los vinos de Oporto, te recomiendo encarecidamente que contrates un tour de un o dos días para visitar la región del Duero, Patrimonio de la Humanidad, que suele incluir catas en diferentes bodegas y cruceros en Pinhao o Régua.
Aquí te cuento mi experiencia.
Mi viaje a Oporto: Diarios de viaje
Todos mis compañeros de oficina deseaban cogerse las vacaciones en julio y agosto. Yo se les dejaba porque la verdad es que sale más caro viajar por ser temporada alta así que, en verano, tocaba normalmente viajar por Galicia. En esta ocasión teníamos un pequeño puente, el día el 25 de julio, el día del Apóstol.
Mi amiga Mónica y yo decidimos planear una pequeña escapada a Oporto y es que hacía mucho años ya que había ido allí y apenas recordaba la ciudad como para poder sumarla a mi lista de conseguidos. Aquella tarde antes, vivíamos por desgracia uno de los momentos más tristes de la historia de Galicia. Mientras nosotras estábamos alegremente esperando los fuegos que realizan en la Plaza del Obradoiro, frente a la Catedral, muy pronto nos llegaría la triste noticia de que un tren descarrilaba a la entrada de Santiago. Aquella tarde-noche toda la ciudad se paralizó.



Aún bajo shock con la noticia de tan trágico evento, tras casi 24 horas bombardeados por más y más detalles horripilantes, decidimos finalmente arrancar al país vecino para desconectar de lo acontecido… A partir de aquel momento, a cada vez que diríamos que veníamos de Santiago de Compostela, ya no nos asociaban con el Camino sino con aquella desgracia. 🙁
En apenas 2 horas y media nos encontrábamos ya en Oporto – en un autopista con poco tráfico. Encendimos el GPS (que se volvería loco) para encontrar nuestro precioso hotel (junto a la bonita iglesia de San Idefonso y, tras unas cuantas vueltas, con la ayuda de los autóctonos y tras contar unos cuantos semáforos, al fin encontramos.
El primer día, tras un buen desayuno – y es que en Portugal las pastelerías y el café son un must – empezamos la visita viendo el centro histórico de Oporto. Caminamos todo lo largo de su muralla en dirección a la Catedral de Oporto para disfrutar de unas espléndidas vistas a toda la ciudad. Desde allí nos encontramos un viejo mercado y decidimos seguir por pequeñas callejuelas románticas, caóticas, de colores roídos con casas totalmente renovadas o muy destartaladas. Muy pronto llegamos a la bonita estación de Sao Bento y decidimos ya bajar a la Ribeira sin dejar de pasar antes por delante de la Plaza de la Bolsa.
La Ribeira del río Duero sí que se encontraba muy presente en mi recuerdo de la ciudad, al igual que su icono, el bonito Puente de Luiz I.
Tras esta buena caminata decidimos darnos un homenaje gastronómico, allí mismo en una terracita con vistas.
El tiempo acompañaba así que unos 10 euros decidimos darnos un paseo en barco y es que la ciudad desde el río es aún más bonita. Los colores de las casitas le proporciona un aire de lo más romántico y pintoresco a Oporto.
Tras este paseo relajante, decidimos cruzar el Puente de Luiz I para visitar el barrio de Vila Nova de Gaia ya que durante nuestra exquisita comida nos había regalado unas entradas para ir a unas bodegas de Oporto.
Para nuestra desgracia nuestra bodega era una de las más escondidas y tocó un largo paseo ¡Cuesta arriba!. La visita fue muy interesante acabando, como debía ser, por una pequeña cata de vinos Oportos.
Tras un día tan extenuante, de vuelta ya a nuestro hotel, encontré en nuestra guía que uno de los platos más típicos de Oporto era la Francesinha y que las estudiantes la solían cenar… ¡y casi acaba con nosotras!
Tras una noche de cuidado intentando digerirla, Mónica y yo llegamos a un acuerdo. El segundo día, ni se volvería a comer tanto ni a caminar tanto… ¡pero al día siguiente lo volvíamos a hacer!Esta vez empezaríamos por el pintoresco Mercado de Bolhao, que me recordó bastante a los típicos mercados gallegos aunque mucho más anclado en el pasado.
A continuación aprovecharíamos para sacarnos unas instantáneas en la Plaza del Ayuntamiento dónde están colocados unos bonitos bancos con carteles que indican que estamos en «Porto».
A continuación nos subimos hasta la Torre de los Clérigos para disfrutar de la ciudad desde lo alto y aprovecharnos para hacernos hasta la impresionante Biblioteca Lello e Irmao (famosa por salir en la película de Harry Potter) que está a un paso de allí.
A mediodía haríamos una parada en la ciudad universitaria y a pesar de no tener hambre, volvíamos a comer de nuevo y es que la gastronomía portuguesa da para mucho, jajaja.
Seguiríamos hasta el Palacio de Cristal que nos decepcionó un poco ya que realmente lo más destacable no es el edificio en sí (que se parece a una nave espacial) sino sus bonitos jardines desde los que se ve la desembocadura del río Duero.
A la noche, volvíamos una vez más hasta la Ribeira (que es dónde se encuentran los bares de copas) y aprovechábamos para disfrutar de un ambiente tranquilo pero mágico al encenderse todas las luces.
Aunque Oporto no tiene ni demasiado ni pocas cosas que ver, es una opción perfecta para relax, diversión y sobre todo, imprescindible para disfrutar de la gastronomía portuguesa.

Yo fui dos veces a Oporto, la primera no me gustó nada y la segunda me encantó, jeje. Tengo que volver una tercera! Nosotros también nos fuimos de puente ese finde y recuerdo que no podía dejar de actualizar la web del periódico por si había novedades. Un día que no olvidaremos 🙁
Está claro… Fue uno de los días más tristes de la historia de Galicia y creo que nos costará tiempo olvidarlo. 🙁
En cuanto a Oporto, viene recomendado como uno de los 1000 sitios que ver antes de morir. Es un lugar chulo pero ¿realmente es para tanto? En el libro se menciona la ciudad y todo el Valle del Douro así que quizás para la próxima me haga un recorrido más «rural» para ver qué más esconde la región…
Pues para nosotros Oporto es para tanto y más! Aunque nuestra ruta habitual difiere bastante de la que tu hiciste .
Básico número 1:museo de Serralves, si te interesa el arte moderno y la arquitectura allí siempre hay algo interesante, luego una bodeguita y si vamos con «primerizos» paseo en Ravelo por el Douro. Por la tarde el museo de la alfándega es otro que suele tener cosas chulas.
Para comer que no falte el cabrito y el arroz caldoso y noche de copas por la ribera.
Ese suele ser nuestro plan 🙂
Si te animas a continuar explorando el valle del Douro en el blog tenemos algunas cosillas. Te recomiendo ir en la vendimia a Peso de Regua y Pinhao y participar de las fiestas pisando uva hasta altas horas de la noche (creo que te iba a gustar mucho ;-)) y en plan más tranqui hacerte en tren el tramo que va de Pinhao a Pocinho que es una delicia.
Wow! Tomo nota, tomo nota que os veo muy expertos, jajaja.
También es cierto que hacía muy buen tiempo así que dejamos los museos para otro momento… Los ravelos los vimos pero pillamos un barquito para pasar por debajo de todos los puentes.
Lo del cabrito también me lo apunto para la próxima. Le dimos a absolutamente todo los demás excepto, jajaja (varios pescados – entre ellos bacalao – cocinados de miles de maneras, pulpo a la brasa, la p*** francesinha, pasteles a tutiplén…). Yo creo que vinimos con al menos 3 kilos de más en un sólo finde.
Irse de copichuelas en la Ribera también moló. El ambiente era muy chulo 🙂
¡Si estamos al lado, habrá que repetir para descubrir todos sus secretos! 🙂