Guía y recomendaciones para viajar solo al Lago Inle
Otro de los lugares más visitados en Myanmar es el lago Inle y sus pescadores acróbatas.
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Qué ver y hacer en el lago Inle: Mis Imprescindibles
Como pudiste leer más arriba en mis diarios y varias formas de recorrer el lago, una más turística que otra.
Yo probé las dos y estas son mis recomendaciones.
Indein
No sé si fue porque tuvimos la suerte de ir bien temprano y visitarlo a solas pero me pareció un emplazamiento de lo más espectacular.
En este pequeño pueblo, las pagodas y estupas mantienen todo su color y sabor.
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El mercado de Nyaung shwe y visita a las fábricas flotantes
A pesar de ser muy turístico me pareció que tenía muchísimo encanto.
Además hacer el tour por las diferentes fábricas de papel, de tabaco, de telares…
¡Sí es cierto que es algo muy para guiris pero también hay que pensar que mucha de esta gente vive de venderle sus productos a los turistas!
Además, he decir que la artesanía birmana es exquisita así que puesto a llevarle un souvenir a vuestros seres queridos, yo no me lo pensaría. 😉
La pagoda Phaung Daw Oo
A pesar de no poder acercarme a los «Budas» por ser mujer, he de decir que el lugar me pareció de lo más auténtico y bonito.
Uno nos espera encontrarse un templo tan venerado por los budistas en un entorno como es el lago Inle.
Además si os coincide visitar el lugar durante festival Phaung Daw U Festival, estoy convencida que ver a los creyentes saliendo en su barca Karaweik por el lago debe ser impresionante.
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Nyaungshwe y los viñedos de Red Mountain Estate
Nyaugshwe es el epicentro turístico del lago Inle y aunque el pueblo no tiene nada de particular, sí es agradable dar un paseo a lo largo de sus canales y ver cómo desde allí salen las barquitas que os conducirán al medio del lago dónde podréis ver a los pescadores (e imitadores).
El ambiente por las noches también es de lo más divertido con extranjeros llegados de todas partes del mundo.
Los viñedos de Red Mountain Estate son otro de esos puntos de encuentro aunque bien vale recordar que el contexto cambia totalmente y que por allí no os encontraréis con ningún autóctono ni nada tradicional.
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Otras actividades recomendadas
Opté por hacer 2 recorridos en barca durante mi estancia en el Lago Inle pero para los más aventureros también hay opciones para hacer rutas de trekking por los alrededores o incluso alquilar bicicletas.
Dónde dormir en Nyaung Shwe
No vas a tener ningún problema para encontrar alojamiento en Nyaung Shwe, los hay de todos los tipos y categoría.
Yo me alojé en el Manaw Thukha Hotel.
Está un poco más apartado del centro que otros que están prácticamente pegados al lado pero también es cierto que por las noches estaba mucho más tranquila y que para coger una habitación compartida estaban realmente muy bien.
Mi viaje al Lago Inle: Diarios de viaje
Tras un tan buen comienzo en Rangún, estaba impaciente por conocer la Birmania más «auténtica». Tomé un vuelo de apenas una hora a Heho y, desde allí, me desplazaría en taxi una hora más (no existe ninguna otra alternativa) para llegar al pueblo de Nyaungshwe. Decidí entonces tomarme un día de relax para explorar aquel lugar que me pareció de lo más acogedor. Sin embargo, me llamó la atención que no fuera un lugar tan «único» como cabría pensar. Allí estábamos cientos de turistas llenando los restaurantes, supermercados y hoteles. Todos con ansias de recorrer este lago mágico, el Lago Inle.
Aquella noche, me acerqué a las orillas del río donde se encontraban cientos de barqueros listos para apalabrar los viajes del día siguiente. Llamó mi atención una mujer – vestida de forma totalmente masculina – entre todos aquellos hombres. Decidí entonces contratarle la excursión para el día siguiente. Al volver a mi hostel, se me rompió la chancla y, cuando levanté la cabeza, cuál fue mi sorpresa cuando me encontré con Swenja, una chica alemana que había conocido un par de días en Rangún. ¡Con lo grande que es Sureste asiático, qué casualidad que volviésemos a coincidir! Al día siguiente nos iríamos juntas de excursión. 🙂
A la mañana siguiente, descubrí que la mujer a la que le había contratado la excursión no llevaría nuestra barca ya que se trata de un oficio exclusivo para hombres. Tras unos cuantos regateos, allá nos iríamos Swenja, una señora japonesa, un chico francés y yo.
Nada más nos adentrábamos en la parte más ancha del lago, empezaron a aparecer los famosos pescadores «equilibristas». Es una de las instantáneas más representativas de Myanmar pero, lo que no me esperaba es que vistieran de forma impoluta, posasen para la foto y pasasen a continuación la «gorra»…
Nuestra barca a motor haría su primera parada turística en una fábrica de papel del pueblo de pescadores de Nan Tan. Veríamos cómo con los juncos del lago se fabrican bonitos paraguas y otro tipo de artesanías. Luego pararíamos en unos telares. Veríamos cómo aún se utilizan métodos de lo más tradicionales para la elaboración de tejidos de gran calidad. El último alto en el camino sería una fábrica de tabaco artesanal birmano (cheeroots) y de artesanía.
Aquellos pensamientos que ya había tenido en Perú regresaron: por un lado, tenía ganas de apoyar un turismo sostenible pero, a la vez, tenía la sensación de que aquellas tradiciones se habían convertido en un auténtico circo para turistas. Menos mal que las barcas del Lago Inle son pequeñas y no suelen poder llevar a más de cinco personas a la vez…
Haríamos también una parada en el mercado de Nyaug Shwe. Se trata de un lugar de lo más animado, no sólo por la gran cantidad de puestos sino también por los numerosos turistas que allí se juntan. Se trata principalmente de un mercado de comida para locales pero, aquel día, casi dos tercios estaban dedicados a la venta de artesanía para guiris. Aún así, la autenticidad de sus gentes, la paz que me transmitía el lago y sus construcciones sobre inestables pilares de madera me hacían sonreír sin parar.
Al llegar, el chico francés que conocimos durante esta excursión, Stéphane, nos convenció para que nos fuésemos hasta las afueras para visitar unos viñedos de los que le había oído hablar. En la parte trasera abierta de una camioneta nos adentramos en el monte. De repente, parecía que habíamos llegado a otro país: una bodega de lo más selecta con unos paisajes que me recordaron la Toscana. La terraza estaba – como era de esperar – llena de turistas disfrutando de un placer que probablemente pocos birmanos podrían darse…
De cena, conversando con otros viajeros, compartimos nuestras impresiones sobre nuestro primer día. Por un lado, nos había gustado poder contribuir con nuestro dinero al crecimientos de las comunidades que viven allí, pero teníamos la sensación de que, con tanto turista, no habíamos podido saborear la belleza real del Lago Inle.
Regresamos al puerto y Stéphane le preguntó a nuestro barquero si cabría la posibilidad de hacer otro recorrido un poco más «alternativo» al día siguiente y que saliese más temprano para escapar de las multitudes y ver el amanecer…
El madrugón mereció la pena: ningún pescador para la foto y el silencio. Allí estábamos los cuatro viendo como amanecía con una paz sin igual. Nos detuvimos sin prisas junto a los humildes pescadores del Lago Inle que guardaban a buen recaudo lo pescado para venderlo en el mercado.
Esta vez, en vez de dirigirnos a la parte más ancha del río, tomamos uno de sus desvíos con desniveles y rodeados de increíbles huertas-jardines acuáticos. Apenas eran las 8 de la mañana cuando llegamos al pueblo que nos habían recomendado, Indein.
El pueblo se estaba despertando y, al igual que me había ocurrido años atrás en Varanasi, disfruté de las pequeñas rutinas de sus habitantes: gente bañándose, lavando ropa, preparando sus puestos para vender…
Nunca pensé que lo mejor estaría por venir. Allí estábamos los cuatro solos para visitar las misteriosas ruinas de Indein en las que se encuentran miles de estupas de diferentes materiales y épocas. ¡Sentirse como un auténtico explorador no tiene precio! Tras miles de fotos y recorrer su pagoda, nos fuimos a desayunar mientras veíamos cómo empezaban a llegar muchas barcas…
Según la Lonely Planet de Stéphane, otro lugar curioso para visitar era la pagoda Phaung Daw Oo. Todos los años, en el Lago Inle se sacan a pasear sus cinco Budas en una impresionante barca dorada semejante al barco imperial de Karaweik en Rangún. Cuenta la leyenda que una vez se hundió. Al volver al templo para poner a salvo las reliquias, faltaba un Buda. Por sorpresa, allí mismo se lo encontraron recubierto de vegetación del lago. ¡Había regresado solo! Esto creó mayor devoción por ellos. Los fieles los cubren desde entonces de pan de oro a modo de ofrenda así que se han convertido ahora en cinco bolas doradas amorfas, jejeje.
Volvimos a Nyaungshwe felices. Habíamos logrado vivir momentos de lo más especiales alejándonos de las hordas de turistas que poco a poco están invadiendo Myanmar.
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Buenos días Sandra C., te saludo con el cariño que me da conocerte por este medio, para nuevo, como es tu blog.
Quisiera hacerte una consulta y no se si es por este medio.
Espero que tengas una estupenda semana, en el lugar que te encuentres…ja, ja, ja, eres una amante de la vida y una experta viajera.
Cariños
Hola Christy,
Sí, puedes pasarme por email todas las dudas que quieres que te resuelva: info@viajedemivida.es
Un saludo!