Mi viaje y recomendaciones para viajar solo a Riga

¿Un invierno aburrido? ¡Sólo depende de ti el cambiar las cosas comprando un billete low cost!

En noviembre del año pasado mirando el mapa de “los 1000 sitios que ver antes de morir” me decidí a pasar un fin de semana en alguna de las pequeñas capitales europeas del norte.

Tenía mis dudas entre Tallin, Vilna y Riga pero por combinación y precios, esta última fue la ganadora.

Qué ver en Riga: Mis Imprescindibles



La Ciudad Vieja de Riga

Hay que darle la razón a Patricia Schultz y a la lista de Sitios que ver en los Países Bálticos.

Aunque resultó mucho más pequeño de lo que me esperaba, el centro de Riga es muy coqueto y encantador. Mantiene su entramado medieval.

No te pierdas la Plaza del Ayuntamiento dónde destaca la llamativa Casa de las Cabezas Negras construida en el s. XIV. Junta a ella se encuentra la iglesia luterana de San Pedro.

Otra de las otras pequeñas joyas escondidas son los «Tres Hermanos«, tres bonitas viviendas (de las más antiguas de la ciudad) que se encuentran en los números 17, 19 y 21 de calle Mazā Pils.

Finalmente, la Torre de la Pólvora, que pertenecía a una fortificación del s. XIV y hoy es un museo de la ciudad y, la Catedral de Riga son otros de los imprescindibles.

También quedan restos de la antigua muralla de la ciudad de la que sólo se conserva la Puerta Sueca.

El Barrio Modernista (Jügenstila)

De los años 1904 a 1914 se construyeron numerosos edificios de estilo «Art Nouveau».

Están un poco apartados del centro pero merecen mucho la pena.

Están en las calles Alberta y  Elizabetes iela.

Varios de ellos fueron diseñados por Mijaíl Eisenstein.

El Barrio comunista y el mercado Central

Bien merece la pena pararse aunque sea una horita, por el Mercado Central de Riga que se reparte sobre 72 000 metros cuadrados.

Está protegido por la UNESCO porque reutiliza antiguos hangares de los años 30 que utilizaban el ejército alemán durante la II Guerra Mundial.

Alrededor del mercado nos encontraremos con el barrio Maskačka con una arquitectura comunista muy marcada.

Parece que allí se detuvo el tiempo, sobre todo, al ver lo que los letones llaman «La Tarta de cumpleaños de Stalin”, el edificio de la Academia Letona de las Ciencias.

 El Barrio de la Universidad y la Catedral de la Natividad.

La Universidad de Letonia es la más importante de los Estados Bálticos.

Constituida por 13 facultades, fue fundada a comienzos del s. XIX.

Cerca de ahí, se encuentra la Cadedral de la Natividad.

Este enorme templo ortodoxo que ha sido construida durante la ocupación rusa (se finalizó su construcción en 1884).

Es de estilo neobizantino y es muy bonita por dentro. Posee preciosos frescos.

El Monumento de la Libertad y el parque Bastejkalna 

Se trata del emblema de Riga ya que se construyó para recordar a los soldados que murieron por la independencia del país.

El Monumento de la Libertad se encuentra cerca de la ciudad vieja, junto a la Ópera nacional y el parque Bastejkalna.

Al eliminar el antiguo baluarte defensivo de la ciudad, se convirtió en un bonito canal navegable y a su alrededor se construyó este bonito parque lleno de paz lleno de árboles y arbustos.

Mi viaje a Riga: Diarios de Viaje



Tras pasar la noche en el aeropuerto de Frankfurt (una vez más… ¡Es lo que tiene vivir en Santiago y que haya pocas combinaciones), llegaba a Riga a las diez de la mañana acelerada por verlo todo (como de costumbre). En este caso pasaría la noche del sábado en casa de Chako, una chica japonesa que estaba viviendo y trabajando en el centro de la capital Letonia. La verdad es que una vez más, además de ahorrar mucho dinero en alojamiento, fue genial hospedarme en casa de un local ya que, como tenía el sábado libre y pudo acompañarme en mi recorrido por la ciudad.

Estaba nerviosa con no disponer de demasiado tiempo para visitar Riga (además, ya se sabe que en invierno anochece antes) pero Chako me llevó directamente a los lugares de interés: nos recorrimos toda la Ciudad Vieja, la plaza del Ayuntamiento (o Casa de las Cabezas Negras), el parque Basteljans con la Ópera Nacional de Letonia y el emblemático Monumento de la libertad (emblema de Letonia), la Catedral de Santa María, la Iglesias de San Pedro, el Castillo de Riga… ¡Todo estaba a tiro de piedra! ¡Más pequeño incluso que Santiago! 😀

Chako me llevo entonces a comer a Lido, una “taberna” con buffet con numerosos platos típicos (platos fuertes en general con mucha patata, carnes y pescados ahumados…). Tanto la decoración del lugar como la comida fueron excelentes.

Apenas eran las 17 de la tarde cuando empezó a hacerse de noche. Sin embargo, me sentía muy satisfecha con todo lo que habíamos visto con Chako así que nos fuimos tranquilamente para su casa. Hicimos la compra juntas y aquella noche, a pesar de estar en Letonia, recibiría una «masterclass» de cocida japonesa de la mano de mi magnífica anfitriona. Apenas eran las 22 y tras un día tan bien aprovechado, me iría temprano a la cama para seguir visitando Riga durante todo el domingo.

Al día siguiente, además de volver a recorrer el casco histórico, visitaría otras zonas más alejadas del centro. Primero me iría al Mercado Central de Riga y al barrio comunista dónde aparte de aburridos edificios de ladrillos aún se mantienen casas de madera. Me pareció bastante feo todo, me decepcionó bastante. A continuación  cruzaría el Parque Basteljans para ver los bonitos edificios de las embajadas (casi todos en la calle Raina), el barrio de la universidad y la Catedral de la Natividad. Entretenido pero sin más.

Finalmente para despedirme de la ciudad me desplazaría al Barrio Modernista (Jügenstila) alrededor de las calles Alberta, Elizabetes y Strēlnieku y esa sí sería para mí la guinda del pastel. Estos edificios Art Nouveau me parecieron excepcionales y por fin Riga parecía darme ese algo que le faltaba.

Riga me pareció, en general, bastante insulsa. No me pareció una capital demasiado llamativa. Aún así, su patrimonio histórico y artístico, aunque pequeño, es digno de mención. Desde luego, con un fin de semana llega de sobra para visitarla. 😉

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