Guía y recomendaciones para viajar solo a Catania

Tercer día en Catania

Ya iba siendo hora de visitarla, ¿no creéis? 

La segunda ciudad más importante de Sicilia me esperaba.

Palermo me había gustado muchísimo así que iba a ser difícil impresionarme…

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Qué ver en Catania: Mis Imprescindibles



La Piazza di Duomo y el Mercado del Pescado

En la Piazza di Duomo confluyen las tres avenidas principales de Catania: la Vía Garibaldi, Vittorio Emanuele II y Etnea.

Allí se encuentran a un lado su ayuntamiento con su fuente del Elefante, símbolo de la ciudad, la fontana dell’Amenano y la catedral.

Desde allí arrancan el mercado de pescado de Catania.

La Vía Etnea y el Anfiteatro romano

Este enorme bulevar de 3 quilómetros conecta la Piazza di Duomo con los Jardines Bellini, y detrás de ellos, podemos divisar el Etna.

Posee bonitos palacios de piedra volcánica, tiendas y restaurantes. 

En esta misma avenida se encuentra escondido el Anfiteatro romano de Catania y digo, escondido porque no se ve desde la calle.

Se encuentra hoy en día encajonado entre los edificios.

Es el segundo anfiteatro más grande detrás del Coliseo y a pesar de su deterioro, me parece una visita que merece la pena.

Universidad de Catania

La Universidad de Catania es la más antigua de Italia.

Fue fundada en el s. XV.

No dejes de visitar su impresionante facultad de Humanidades que se encuentra en un antiguo convento benedictino San Domenico y su iglesia.

Castillo Ursino

Esta fortaleza inexpugnable del siglo XIII fue sede del Parlamento siciliano y residencia real.

Se ubicaba originalmente en un acantilado pero tras varias erupciones volcánicas y terremotos se encuentra hoy a un quilómetro tierra adentro.

Giardino Bellini

Este parque público es una antigua villa señorial.

Se extiende sobre 70 000 m2.

Desde de sus colinas se tienen vistas al mar, sobre la ciudad y al Etna.

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Mi viaje a Catania: Diarios de viaje



Mi hostel que se encontraba a apenas cinco minutos de la Piazza del Duomo así que ahí arranqué aquella mañana mi recorrido. Esta plaza es bastante bonita: de un lado tenemos la Catedral (Duomo, reconstruido una y otra vez tras varios terremotos),  la Fuente del Elefante (emblema de la ciudad) y la Estatua dell Amenano pero lo que más me llamaría la atención sería el mercado.

Me metí de lleno en él, y me lo pasé pipa en el mercado del pescado. ¡Me reí un montón con este lugar tan auténticamente loco! Confieso que es una de mis debilidades. Como bien sabéis, me encanta probar todo tipo de comida cuando viajo y es que considero que la gastronomía es una forma muy interesante de conocer una cultura. ¡Pero aquel mercado, confieso que no me lo esperaba! ¡Parecía que había vuelto al pasado o que incluso estaba en un mercado árabe! Gente empujando por todos los lados, cajas y cajas de pescados y mariscos muy diferentes a los que podemos encontrarnos por el Atlántico. Vendedores vociferando a todo pulmón para llamar la atención a la gente, los autóctonos lanzándose sobre las cajas y llenando bolsas de plástico pescado fresco con sus propias manos. ¡Todo un espectáculo presenciar aquello! De paso, a la “signorina” les iban ofreciendo cosas para probar en los diferentes puestos (incluso moluscos) y muy pronto me vi desayunando unas increíbles aceitunas condimentadas, jajaja.

Mientras las tiendas empezaban a abrir empezaba mi recorrido por la Vía Etnea, una calle comercial con impresionantes basílicas, palacios, edificios de la universidad… Aprovechando mi carné de estudiante, visité prácticamente sola el Anfiteatro Romano que se encontraba escondido entre viejos edificios.

Daba la hora de comer y a mí se me olvidaba hasta el hambre al llegar a la impresionante Universidad de Catania, antiguo Convento Benedictino con aulas con una solera similar a la de Salamanca.

Dirigiéndome al Giardino Bellini, un parque del que me esperaba bastante más, ya me fui en busca de un lugar dónde pegarme otro buen homenaje gastronómico y así fue: encontré un mesón dónde podría probar el pescadito frito que había visto por la mañana en el mercado, jeje.

A continuación antes de que cayese la noche, me dirigiría al Castillo Ursino. Se trata de un castillo medieval muy bonito, actualmente Museo Cívico. Por desgracia llegué demasiado tarde para visitar su interior.

A pesar de que parecía que Catania no tenía mucho que ofrecerme en teoría, me quedarían ganas de haberle dedicado un día más. Me resultó una ciudad encantadora. Por desgracia, mi viaje en Sicilia estaba a punto de finalizar así que preferiría dedicarle el último día a otro de sus lugares más emblemáticos: el volcán Etna

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