Mi viaje y recomendaciones para viajar solo a Persépolis
Aquí tienes mis diarios de viaje y mi experiencia en Persépolis, uno de los yacimientos arqueológicos más fascinantes que he visitado.
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Cómo llegar a Persépolis y Naqsh-e Rostam
Para llegar a Persépolis, lo más conveniente es hacerlo en coche/taxi desde Shiraz. Se encuentran a unos 60 km, aproximadamente una hora de trayecto. En cuanto a Naqsh-e Rostam, se encuentra a apenas 12 kilómetros de Persépolis. Es necesario pagar entrada para acceder a ambos recintos.
IMPORTANTE! Recuerda llevar algo para taparte la cabeza y gafas de sol.
Qué ver en Persépolis
Persépolis fue la capital del Imperio persa durante el s. VI a.C.
Se encuentra en una región montañosa y bastante remota de ahí que resulte aún más espectacular.
En el s. IV a.C. fue saqueada y quemada por Alejandro Magno.
En la actualidad es Patrimonio de la Humanidad.
Aquí puedes ver un mapa del lugar.
La entrada principal
Nada más pagar tu entrada te encontrarás con la entrada a la ciudad de frente y te puedes imaginar sus fortificaciones.
Se dice que esta entrada de 111 escalones fue ordenada por el rey Jerjes.
La Puerta de las Naciones
Esta asombrosa puerta dataría del s. V a.C.
A sus laterales podemos ver dos toros colosales y a un lateral podremos ver alguno de los capitales que se conservan con dos grifos.
¡Alucinante!
Vía de las procesiones y el templo inacabado
No llegué a recorrer su extensión y aproveché para subir en dirección a las tumbas.
Desde allí se puede divisar la forma de ese palacio y sus 100 columnas de las que hoy poco queda.
La Sala de Audiencia (Apadana) y el Palacio de Darío
Junto al Palacio, es otra de las edificaciones más importantes de Persépolis.
De ella sólo se conserva unas pocas rampas y columnas.
Llama especialmente la atención los preciosos capiteles y bases que se conservaron, algunos con elementos vegetales o zoomorfos.
De esta sala de Audiencia también han sobrevivido unos espléndidos bajo relieves en los que podemos perfectamente distinguir guardias persas o leones atacando a animales.
Pegado se encuentra lo que sería el palacio del rey persa Darío del que quedan en pie numerosas puertas.
En los quicios de esos enormes portones nos llevaron más sorpresas: más bajorrelieves a cuál más espectacular.
Las sepulturas reales y Naqsh-e Rostam
A unos 10 metros de las ruinas se encuentran las tumbas atribuidas a Artajerjes II y Artajerjes III esculpidas en la roca.
Sin embargo, no deberías abandonar Persépolis sin acercarte a Naqsh-e Rostam, a apenas 12 kilómetros, porque esas tumbas son aún más espectaculares.
Se dicen que estarían enterrados allí los reyes Darío I, Jerjes I, Artajerjes I y Darío II aunque no haya inscripciones que lo confirmen.
Mi viaje a Persépolis: Diarios de viaje
Si algo había aprendido durante aquellos primeros días en Irán, es que algunos iraníes hablaban perfectamente inglés (como mis Couchsurfers) pero que la mayoría no lo hablaba. Así que, para facilitarme las cosas, antes de despedirme de Samira, le pedí consejo para mi siguiente visita y le pregunté si podía escribir en persa las siguientes preguntas en mi libreta de viajes: “¿Puede llevarme a Persépolis y a Naqsh-e Rostam?” “¿Cuánto cuesta el viaje ida y vuelta con espera?». Teniendo eso, sería pan comido llegar hasta allí. 😀
Aquella mañana llegaría temprano al aeropuerto de Teherán, y tras un vuelo comodísimo de apenas una hora y cuarto con desayuno incluido (que apenas costaría unos 30 euros), aterrizaba en Shiraz ahorrándome así unas 10 horas de carretera (¡¿Os he contado lo grande que es Irán?! :P). Como mi Couchsurfer en Shiraz no podía abrirme las puertas de su casa hasta la tarde, aprovecharía la mañana yendo a Persépolis con un taxi (a apenas 45 minutos de la ciudad).
Estaba impaciente. Para mí era una de las visitas imprescindibles de Irán (al igual que para Patricia). Mis expectativas eran muy altas y, por desgracia, me di cuenta, por primera vez, de uno de los mayores inconvenientes de ser una viajera empedernida: el efecto sorpresa va en descenso y es que ¡las comparaciones son odiosas! ¿Cómo asimilar la visita a los vestigios más importantes de la civilización persa tras haber recorrido lugares similares pertenecientes a otras civilizaciones antiguas como Roma, Grecia y Egipto? Aún así, NO, no le pondré ningún pero a la visita a Persépolis. La gran Persia se ve allí reflejada en aquellas piedras con una identidad propia y única. La entrada a la ciudad, la Puerta de todas las Naciones o Puerta de Jerjes, flanqueada por unas estatuas colosales es imponente. Me encantó el detalle, la finura, la delicadeza de los grabados llenos de bonitas flores. Las altas columnas nos permiten imaginar enormes edificios, inmensos palacios, la grandeza de aquella ciudad. En lo alto, además de una vista panorámica sobre todo Persépolis, se encuentran tumbas esculpidas en la misma roca (con grabados igual de misteriosos que los que había visto en Taq-e Bostán, en Kermanshah). Aunque la llegada no había sido tan impactante como había esperado, poco a poco me vi hipnotizada por todo aquello y empecé a sacar fotos sin parar. Empezaba a hacer calor y las dos horas de visita pactadas con el taxista habían pasado volando…
Los relatos de viaje de Sele e Isaac – que habían sido los causantes de plantearme este viaje a Irán, mecionaban una “pequeña Petra” a un paso de allí: Naqsh-e Rostam…¡Sin duda, una gran recomendación! Efectivamente aquellas tumbas a apenas 15 minutos de Persépolis (por desgracia, la mayoría de los turistas pasan de largo) son la guinda sobre el pastel. Me dejaron totalmente sin aliento nada más llegar.
De repente recordé aquel momento de mi llegada cuando aquellos iraníes curiosos me preguntaban qué hacía allí. ¿Cómo no iba a mostrar respeto e interés por un país con una historia y una cultura tan interesante, cuna de una de las civilizaciones más importantes de nuestro planeta, fuente de inspiración de varias filosofías y religiones que luego nacerían en Occidente? Ese «pequeño» detalle, por desgracia, se ignora por motivos políticos, por culpa del miedo, de la rabia y del odio que desencadenan las religiones y que hacen que tengamos estereotipos erróneos contra un país que, tristemente, apenas conocemos…