El peor viaje de mi vida

Sandra Candal

Hoy os sorprenderé con una historia, basada en hechos reales.

Allá por el 2003, me apunté a un Youth Meeting  para viajar a un pueblecito alemán, cerca del mar del Norte, llamado Aurich.

Allí, un grupito de 10 españoles nos juntábamos durante unos 10 días con otros jóvenes europeos (alemanes, ingleses, irlandeses, polacos y finlandeses) para dar a conocer nuestros países y nuestras culturas. Un experimento a medio camino de un campamento y una casa de Gran Hermano.

Yo era la “Team Leader” española por ser la más mayor del grupo (23 años) hispano-italiano.

Tras 10 días de diversión y una gran fiesta organizada por los españoles con licor café y queimada entre otras cosas el último día, nos despedíamos de nuestros amigos europeos a la mañana siguiente.

El plan de viaje era el siguiente:

Primero, un autobús contratado por el albergue nos llevaba de Aurich hasta Bremen.

En Bremen teníamos que coger un tren para llegar a Hannover, algo de turismo por la ciudad y luego nos dirigiríamos al aeropuerto a coger nuestro vuelo a la tarde-noche para volver a Santiago de Compostela (con escala en Madrid).

No te la juegues… ¡Contrata un seguro!

Cómo planificar un viaje largo

¿Quieres viajar tranquilo?

A veces las cosas se tuercen un poquito…

Cuando el autobús nos recogió, ya os podéis imaginar el panorama: todos durmiendo profundamente, no se oía ni una mosca en todo el autocar.

Llegamos a la estación de tren de Bremen y nos pusimos a desayunar.

Entonces decidí, por precaución, preguntarles a los chicos si todos teníamos todo antes de arrancar para Hannover…

Miré para mi bolso y de repente empecé a notar sudores fríos…

¡No tenía mi billete de avión! (por aquel entonces, nos habían dado las tarjetas de embarque en la agencia de viaje).

Respiré hondo y empecé a llamar al albergue en el que estábamos para ver si me podían traer urgentemente el billete…

Nadie contestaba al teléfono. Todos estarían durmiendo probablemente.

Me acerqué a preguntar cuánto se tardaba en llegar en tren en Aurich.

Sólo había un tren al día y que tardaba 3 horas. No había autobuses… ¡Todo parecía estar en mi contra!

Metí a los chicos en el tren y quedamos en que nos veríamos en la estación de Hannover sobre las 17h. Todo iría bien…

Pálida me dirigí a un taxista y le pregunté cuánto me cobraba por llevarme a Aurich (una ruina como os podéis imaginar).

Acepté y allá nos fuimos a por mi billete de avión.

Para que os imaginéis mi nivel de nerviosismo, lo primero que hizo el taxita fue parar en una gasolinera…y comprarme una chocolatina para que me relajara, jajaja. ¡Pensó que me iba a dar un infarto!

Estábamos a 30 min de Aurich y de repente…¡Me llaman al móvil!

Era el Team Leader alemán. El conductor de autobús había encontrado mi billete de avión en el suelo (probablemente caería de mi bolso mientras dormía) así que me lo había dejado en el mostrador de Iberia en el aeropuerto de Hannover (sólo tenía que ir allí a recogerlo).

– ¡Tenemos que volver a Bremen! – le dije al taxista

Empecé a relajarme y a practicar mi alemán con el amable señor. Volvía a ser yo. Sólo tenía que coger el tren y ya encontraría a los chicos en la estación al llegar…

Sí. Es posible ir vestida con los mismos colores que los hinchas del Hannover…

Cogí el tren de Bremen a Hannover. Ya más relajada, me puse a observar el paisaje. Todo estaba en orden, sólo había sido un pequeño susto.

De repente, empecé a notar que subía más gente y más gente en el tren…

Parecía que había algún partido de fútbol… ¡y me empecé a dar cuenta que todos iban vestidos igual que yo! ¡Rojo y negro, los colores del Hannover 96!

La marabunta de aficionados bajó conmigo al llegar a la estación.

Yo miraba para un lado y otro en el andén pera nada, imposible ver a mis compañeros…

Saqué mi móvil y ¡cómo no! no tenía cobertura, mi móvil había muerto…

Respiré hondo y empecé a buscar dónde están los enlaces para ir el aeropuerto…

¡Allí estaban los chicos! De repente, en vez de alegrarse por reencontrarme…los empecé a notar serios, muy serios.

El robo de la documentación de María

– Sandra… a María le han robado la cartera en el metro y sólo tenía el DNI para viajar. ¿Qué hacemos?”

Pensé que era una broma. ¡Habíamos recuperado mi billete de avión y ahora uno de nosotros no tenía documentación!

Nos dirigimos a la policía del aeropuerto y con mi alemán chapucero, empecé a contarles a los alemanes nuestra historia, a suplicarles desesperadamente que nos dejasen volver a nuestro país.

Los policías después de un largo interrogatorio, nos hicieron un papel autorizando a la chica a viajar a cambio de mandar una copia del pasaporte a su llegada a España.

Tras un riguroso control de seguridad (era el 11 de septiembre de 2002, por lo que el miedo a las amenazas terroristas aún seguía rondando)… nos anunciaron como unas 3 horas retraso en nuestro vuelo Hannover-Madrid.

Cómo os podréis imaginar, parecíamos unos zombies deambulando por los pasillos de aquel aeropuerto después de un día tan largo y caótico.

No podíamos más con el alma después de tantos sustos pero, al menos, ya estábamos todos listos para despegar…

¿Qué hacer si te roban el pasaporte o DNI en el extranjero?

Dirígete a la policía para poner una denuncia: Denuncia el robo en un cuartel de policía, te harán un justificante que te permitirá pedir un nuevo documento. Si viajas, ese documentos será válido para poder volar.

Dirígete a la Embajada o Consulado español de ese país: Te harán un nuevo pasaporte o un salvoconducto para que puedas regresar a España (necesitarás presentarles la denuncia de la policía, dos fotos de carné y una copia de tu DNI o pasaporte). Eso sí, no podrán hacerte otro DNI. 

Consulta los movimientos de tu cuenta o cancela tus tarjetas en el caso hipotético de una usurpación de identidad.

Recuerda siempre llevar una copia de toda tu documentación por seguridad en papel, en tu móvil o en tu correo electrónico. Puede ser de gran ayuda en casos como este. Además no dejes de consultar la página del Ministerio de Asuntos Exteriores para saber más sobre el nivel de seguridad del país y tomar nota de la dirección de los consulados y embajadas. 😉

¡Por fin abandonando Alemania!

Nos despedimos con unos cuantos cortes de mangas del cartel “Welcome to Hannover” jurando que jamás volveríamos después de tal pesadilla.

Nos hicieron subir a una avioneta rumbo a Madrid que era un estruendo.

¡Os prometo que aquel avión daba miedo! Al sumar tantas horas de retraso, Iberia nos anunció amablemente que habíamos perdido el último vuelo para Santiago de Compostela.

En un ataque de histeria-cansancio extremo, una de las chicas del grupo empezó a sacudir y gritarle como una posesa a uno de los azafatos que aún andaba por ahí y milagrosamente se apiadaron de nuestro grupito.

Aquella noche nos pusieron un microbús y acabamos en un hotel de aeropuerto 5 estrellas (eso sí, sin maletas pero con cena y jacuzzi).

Último sobresalto en Madrid

Este habría podido ser el hermoso final de este viaje… pero ¡Noooooo! ¡La cosa no acabó ahí!

Al día siguiente dos de las chicas del grupo se quedaron dormidas y casi perdemos nuestro vuelo Madrid-Santiago.

Recuerdo, como en una película, estar corriendo como una loca por la Terminal mirando hacia atrás todo el rato para no perder a nadie. Ya estaban llamándonos por megafonía.

Me paré junto a la azafata y me puse a contar a mis polluelos…

– 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8… ¿dónde está María?

Con el corazón un puño, ya me volvía a ver atrapada en la misma pesadilla del día anterior…

Aparece por fin María casi llorando.

– Mmmm… Tenía mi tarjeta de embarque en la mano mientras corría por el aeropuerto…y la perdí…

¡¡¡No podía ser!!!

La azafata me miró, yo la miré pidiéndole por favor que nos dejara pasar.

Milagrosamente, «alguien» me oyó, y por megafonía anunciaron que acababan de encontrar una tarjeta de embarque.

La azafata nos hizo pasar de inmediato y cerraron la puerta del avión detrás de nosotras.

¡Por fin llegaríamos a Santiago! (bueno, lo único que nos faltaba era que se estrellase el avión pero aún seguimos aquí para contarlo, jajaja).

Fue un vuelo tranquilo pero aún recuerdo a los chicos, imitando al papa, y besando el suelo de Lavacolla al llegar después de tremenda odisea.

¿Por qué os cuento todo esto?

Porque me gustaría que, a partir de ahora, siempre que tengáis algún contratiempo de cualquier tipo durante vuestros viajes, os acordéis de esta maravillosa historia, de aquella chica que sobrevivió a tantos contratiempos a lo largo de 48 horas, y os riáis.

Porque como bien decía mi abuela “Todo tiene solución, excepto la muerte”. 😉

Cómo planificar un viaje largo

¿Quieres viajar tranquilo?

4 comentarios

  1. A mí lo peor que me pasó en un viaje fue también en Alemania. Resulta que en el aeropuerto de Munich había montones de grifos de cerveza y descubrí que no sabía tirar cañas… o eso o no le quitan el Fairy bien. ¡Lo mío fue el Spumafest!

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