Guía y recomendaciones para viajar a Estambul

Sandra Candal

Viajé a Estambul en 2013 durante 4 días.

Aquí tenéis el resumen de mi experiencia: mis diarios de viaje, los lugares que más me gustaron y 12 consejos prácticos para visitar la ciudad, por si pensáis viajar próximamente a Turquía. 🙂

Santa Sofía y la Mezquita Azul



Estos dos emblemáticos edificios, emblemas de Estambul NO DECEPCIONAN.

Hagia Sophia es un edificio diferente, abrumador, con áurea muy especial. Aunque su exterior no resulte muy llamativo, el interior es totalmente cautivador por su inmensidad.

La Mezquita Azul es bellísima tanto de día como de noche. No visitar estos grandes atractivos turísticos es como no ver Estambul.

Cazadores de tesoros en Malaca, Malasia

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El Puente de Galata



¡Sólo recordar aquel bocadillo de caballa salivo a lo Homer Simpson!

Además de que el puente de Galata de no deja de ser un lugar con un ambiente sin igual, resulta muy divertido ver cómo preparan tu bocata desde unos barquitos que no dejan de tambalearse, jejeje.

Además, comer al aire libre, tipo mesón, siempre sienta tan bien…

Coger un crucerito para darse un paseo por el Bósforo, por el mar de Mármara, puede parecer una recomendación muy turística pero realmente merece mucho la pena, sobre todo, si es al atardecer.

La ciudad desde el agua es impresionante y además uno se puede hacer una pequeña idea de su envergadura tras una hora de paseo.

Pasaréis además por delante de muchos edificios increíbles como la Mezquita de Ortakoy, el Palacio de Dolmabahçe, Palacio de Çırağan y Rumeli Hisarı.

¡Para mí, actividades imperdibles!

Los barcos del puente de Galata
Los barcos del puente de Galata
La gente comiendo los bocatas de caballa
Cazadores de tesoros en Malaca, Malasia

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El Cuerno de Oro



La pequeña Mezquita de Eyüp fue un gran descubrimiento.

Alejada del centro y de los turistas resulta un lugar muy espiritual.

Desde allí se puede ir andando hasta el Mirador Pierre Loti para tener unas bonitas y románticas vistas sobre el Cuerno de Oro.

También podéis llegar hasta allí tomando un ferry desde la ciudad y luego subir en su teleférico que resulta impresionante sobre todo porque uno sobrevuela todo el Cementerio de Eyüp que en pendiente sobre la colina.

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Corlulu Ali Pasa Medresesi



Una de las experiencias más auténticas que viví en Estambul y gran recomendación de mi hermana.

Corlulu Ali Pasa Medresesi, escondido entre un cementerio y el Gran Bazar, es un fumadero, una de las cafeterías más antiguas de Estambul.  

Es un lugar de encuentro de los locales (y cada vez más turistas) para tomarse un té o café y fumar tranquilamente unos narguiles mientras arreglan el mundo…

¡Un Estambul más alternativo del que se puede encontrar en las guías turísticas!

Corlulu Ali Pasa
Corlulu Ali Pasa
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La Cisterna Basílica 



La Cisterna Basílica, otro lugar que, sin lugar a duda, no deja indiferente.

Esta visita, bajo la tierra, de esta antigua cisterna bizantina – que se visita en penumbra, resulta de lo más espectacular por el reflejo del agua y misteriosa debido de sus enigmáticas columnas.

La Mezquita de Süleymaniye



Si aún tenéis fuerza para una mezquita más, os recomiendo la Mezquita de Süleymaniye.

Es la más grande que hay en Estambul y a un paso de allí, os encontraréis el Mimar Sinan Café, una cafetería con terraza con impresionantes vistas al Bósforo (ya que se encuentra en la parte más alta del barrio de Sultanahmet).

Mezquita Soleyman
Mezquita Soleyman
Mezquita Soleyman
Mezquita Soleyman
Mezquita Soleyman
Mezquita Soleyman
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El Gran Bazar y el Mercado de las Especies



El Gran Bazar es un gran reclamo turístico y el lugar perfecto para comprar recuerdos.

Me decepcionó bastante pero tiene que estar en la lista, al menos por su edificio, su historia y su abrumador tamaño.

El Mercado de las Especies ha perdido un poco menos su encanto pero descubrí perdiéndome por las callejuelas adyacentes tiendas un poco más auténticas y los géneros no tan bien colocados para la típica foto, perfectas para ir de compras.

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Los baños turcos en Estambul



Es una aventura que no olvidaré y os recomiendo que lo problé.

Sin embargo, intentad, encontrar un lugar adecuado porque hay muchos lugares muy turísticos en los que sólo os harán daño.

Aquí os dejo mi experiencia en el Hammam Cagaloglu

El barrio de Beyoglu



Al otro lado del Puente de Galata, os encontraréis con su famosa torre (de la que también tendréis magníficas vistas por el Bósforo) y, tras recorrer su occidentalizada calle comercial, Istiklal Caddesi, os encontraréis una amplísima zona de “tapas” a lo turco: los mezze

¡La gastronomía turca no es sólo kebab así que animaos a probarla!

En Beyoglu también se encuentra el Peras Palace, un antiguo hotel con encanto, recomendado por Patricia por su suntuosidad y porque Agatha Christie, Ernest Hemingway y Alfred Hitchcock se hospedaban en él.

La calle Istiklal
La calle Istiklal
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La Iglesia de San Salvador de Chora y/o el Palacio Topkapi



Si no os ha llegado con todo lo anterior, merece la pena desplazarse hasta las afueras hasta la pequeña Iglesia de San Salvador de Cora que posee algunos de los frescos y mosaicos bizantinos más imponentes que haya visto (tras la Catedral de Monreale en Sicilia).

Aunque somos cada vez más los que nos acercamos hasta allí, aún sigue siendo uno de los lugares más secretos de Estambul.

El Palacio de Topkapi es otro de los «musts» de todas las guías de Estambul así que os dejo elegir.

Personalmente no me impactó demasiado: nuestra Alhambra le da mil vueltas a ese palacio. 😛

Consejos para viajar a Estambul



Cuántos días necesitas para conocer la ciudad

Como has podido ver más arriba, hay infinidad de lugares para visitar así que yo te recomendaría que dedicaras al menos 4 días tal y como lo hice yo.

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Datos curiosos sobre Estambul

¿Dónde se encuentra Estambul?

Pues está justo en la encrucijada de Asia y Europa.

De hecho, en la ciudad de Estambul existe una parte asiática y otra europea.

Por su ubicación geográfica, al ser un «puente» entre ambos continentes, fue una de las capitales más importantes de la Ruta de la Seda.

¿Sabías que Estambul es la ciudad de los tres nombres?

En 6000 años de historia, fue romana, bizantina, de los cruzados y otómana, que la llamaron Bizancio, Constantinopla y finalmente Estambul.

Actualmente también es conocida como la ciudad de los gatos por su alta población felina.

El clima en Estambul

En Estambul hay bastante humedad.

En verano, julio y agosto, hace bastante bochorno ya que las temperaturas rondan los 30º . 

En invierno, además de que llueve bastante (diciembre y enero), las temperaturas pueden bajar a los 10-15º C y bajo cero de noches por lo que se requiere llevar algo de ropa de más abrigo.

Las mejores épocas para viajar allí son la primavera y el otoño con unos 18-23º grados.

Visado para viajar a Turquía

Para entrar en Turquía hace falta pasaporte y es necesario realizar un visado.

Antes de pasar el control de pasaporte, debéis dirigiros a unos mostradores dónde os venderán la pegatina-visado por 15 euros.

También podéis solicitarlo online para evitar colas.

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Dónde cambiar dinero

No os agobiéis con llevar liras.

Los turcos son grandes comerciantes y os encontraréis con oficinas de cambios de moneda por todas partes con 0 comisiones (en el aeropuerto  de Estambul sí que cobran).

¡Os cambiarán euros a liras, liras a dólares, todo lo que queráis, con tal de que compréis!

En cuanto a precios, Turquía es un poco más barato que España pero tampoco es una gran ganga.

¡Ojo con el tema del regateo!

Los comerciantes suelen ser muy pícaros así que intentad ser más avispados que ellos.

El Gran Bazar es MUY turístico así que es el lugar perfecto para que os timen…

Los precios en Estambul no son tan económicos como se cabría de esperar.

Los precios son aproximadamente los mismos que en España: una habitación doble ronda los 50-60 euros,  el metro unos 2 euros, unos 10-12 euros para un menú en un restaurante, etc.

Cambio de divisas

¿Necesitas efectivo antes de salir de viaje?

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La capital de Turquía: Ankara

Recordad que la capital de Turquía es Ankara (y no Estambul como muchos podríamos creer).

Mi breve estancia en ella me ha dejado claro que esta ciudad, que se encuentra a unas 5-6 horas de distancia, tiene poco por aportar (sobre todo en comparación a Estambul…).

El idioma

En Turquía, la lengua oficial es el turco pero, no tenéis por que preocuparos porque, debido a la gran afluencia de turistas, no tendréis demasiado problema para haceros entender porque la gran mayoría de la gente habla inglés e incluso, muchos se atreven a chapucear español.

? Quizás también te interese este artículo sobre Viajar sin hablar inglés u otro idioma.

Pasos de cebra en Estambul

Sólo encontraréis marquitas en el suelo por dónde cruzar. Estambul se parece a cualquier otra gran ciudad europea y el tráfico, aunque caótico a veces (¡ojo con los atascos!), me pareció relativamente civilizado.

Los taxis son bastante baratos y son otra forma de poder moverse por la ciudad.

Transporte público en Estambul

Tenéis que sacar vuestra fichita de plástico en las “Jetonmatik” por tres libras y esta es la que os permitirá pasar los torniquetes para acceder al tranvía, metro, bus o barco (resulta muy cómodo no acumular viejos tickets en tus bolsillos después de unos cuantos viajes, jeje).

También podéis comprar una Istanbulkart, una tarjeta recargable.

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El chai, el té turco

La bebida nacional es el Chai, té (me encantó).

Para los guiris, té de manzana o el té de manzanilla son otra alternativa.

En cuánto al café turco… ¡es diferente! Negro (pero no amargo), se toma sin azúcar y nada de remover (sobre todo si queréis que os lean el futuro con los posos al acabarlo, jajaja).

La gastronomía turca

Vengo encantada con la gastronomía turca basada en la dieta mediterránea: mucho pescado y verduras.

Aparte del famoso doner kebab, es sorprendente ver la cantidad de sitios que venden comida casera preparada como alternativa al fast food Además, no olvidéis que Turquía es un paraíso para los más golosos!

Miles tiendas con millones de variedades dulces y delicias turcas.

A los turcos también les encanta picotear como nosotros.

De hecho, ¡se pasan todo el día comiendo! (Puestos callejeros de comida en todas las esquinas, desde zumos hasta maíz tostado, pasando por distintos tipos de panes y pizzas).

Os recomiendo probar los “meze: untables, ahumados, adobados y marinados varios para tomar con pan.

En las calles perpendiculares a la concurrida calle Istiklal (en el barrio de Beyoglu) podréis encontrar un montón de locales donde probarlos y una vida nocturna de lo más animada.

Paseos en barco por el Bósforo

Una de las mejores formas de disfrutar Estambul es en barco.

Os ofrecerán un montón de excursiones pero lo más económico es contratarlas directamente en el puerto.

Un paseo sencillo (sin guía) por el Bósforo sólo os costará unas 10 liras (unos 4 euros) y para recorrer el Cuerno de Oro o viajar a Üsküdar y Kadiköy (lado asiático) os costará 3 liras (1 euro y poco) ya que existen transbordadores públicos.

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Horarios para las visitas

La mayoría de los museos cierran entorno a las 17 pero si deseáis visitar las mezquitas no os olvidéis de que están cerradas durante las horas de culto (Según sea verano o invierno, las 05 (ó las 07), las 12, las 18 (ó las 16), las 20 (ó las 18), las 21h30 (ó las 20).

La entrada a dos de las mezquitas más importantes de Estambul (la Mezquita azul y la de Solimán el Magnífico) es gratuita así que no perdáis la oportunidad de visitarlas porque son espectaculares.

Recordad también que el viernes es el día de rezo y que no se puede acceder a interior de las mismas.

Miradores de Estambul

Al tratarse de una ciudad totalmente abierta al mar, las vistas desde los miradores de la ciudad son impresionantes.

El café Pier Loti, a las afueras de Estambul, es uno de los más famosos.

Desde él, podréis ver el Cuerno de Oro.

Para poder ver el Bósforo, hay varias cafeterías con terraza cerca de la mezquita de Solimán (uno de los lugares más elevados de la ciudad).

Otra opción es subirse a la torre Gálata que se encuentra en el barrio de Beyoglu.

Para tener las mejores vistas a las famosas Mezquita azul y a Santa Sofía también podéis pegaros el caprichito de tomar un té desde la terraza del Valide Sultan o el Restaurante Olive.

La seguridad en Estambul

El centro de Estambul no es tan «oriental» como me esperaba.

Excepto que vayáis a los barrios de las afueras o a la parte asiática de la ciudad que es bastante pobre, el centro es muy turístico y no tendréis problemas de seguridad (aunque como en todos los sitios, hay que tener cuidado).

Otras excursiones recomendadas desde Estambul



Aquí puedes leer mi experiencia en la Capadocia

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Mi viaje en Estambul: Diarios de viaje



Llevaba muchísimo tiempo con Turquía en la cabeza. Me habían hablado mil maravillas del país y estaba intrigada. Mi primera parada sería Estambul, la antigua Constantinopla. A pesar de contratar un viaje organizado, los primeros días los haría por libre y agradezco que fuera así para desmontar mitos que tenía en mi cabeza.

La primera sorpresa fue nada más llegar al enorme aeropuerto de Atarturk. El tráfico moderno y monstruoso a la vez. Atascos los hay en todas las ciudades grandes, pensé (Sin ser consciente en aquel momento del crecimiento acelerado de la ciudad). La segunda sorpresa me la llevé al recorrer en coche sus larguísimas avenidas en dirección al hotel: todo aquello me recordaba mucho más cualquier capital europea que al mundo árabe que había conocido hasta ahora a través de Marruecos o Egipto. Y sí, inculta de mí, pensé que me encontraría con algo muy diferente. Cuando empecé a fijarme en la gente vestida como yo y el gran movimiento de las calles comerciales fue como estar en casa.

A la mañana siguiente estaba ansiosa por si realmente la ciudad era así o si sólo había sido una primera impresión. Mi hotel se encontraba en el centro (lo único bueno) a unos pasos de la universidad. Seguí caminando un poco más y ya entraba de lleno al Mercado de las Especias sin querer. Más cosas llamativas: me encontraba con un mercado relativamente limpio y ordenado, perfecto para sacar fotos turísticas pero perdiéndome un poco más allá, me encontraba con callejuelas serpenteadas y llenas de cuesta, y me encontraba con un ambiente menos familiar… Cerca de allí, las Camii (Mezquitas) más conocidas – grandes protagonistas de la ciudad – se presentaban ante mí.

Como no quería perderme la verdadera vidilla de Estambul, decidí contactar con algún Couchsurfer. Había tenido un antiguo huésped turco pero curioseando en la página, llamó mi atención un chico gallego, de Coruña, que residía allí ¿Qué se le podía haber perdido en Turquía? Decidí contactar con él para tener una visión diferente de la de un autóctono. Quique me invitó a cenar con él y unos amigos en el barrio de Beyoglu, al otro lado del Puente de Galata. Fue fácil ubicar el sitio, y tras recorrer de arriba a abajo la animadísima calle comercial de Istikal, decidí hacer tiempo tomándome un té en el legendario Pera Palas. La cena fue genial – con Meze variados (tapillas turcas)…  ¡y entre españoles! Aquella noche me vi debatiendo de política, de la situación económica del país con un montón de gente de mi edad que había decidido emigrar a Turquía en busca de un trabajo. Muchos de ellos ya se veían viviendo en Estambul por una larga temporada y parecían contentos con su decisión. La capital está creciendo cada día a pasos agigantados así que allí, al menos, parecía haber futuro… Tras una fiesta improvisada en casa de uno de ellos, enseguida se me hizo tarde. Tuve que escapar de allí a  mi gran pesar. ¡Aún me faltaba mucho por ver de Estambul! Me iba feliz para el hotel después de pasar una noche tan diferente con todos ellos y de reírme un buen rato con las chicas regateando mi taxi de vuelta…

Al día siguiente, visité la Cisterna Basílica (por recomendación de mi hermana) y la verdad es que me asombró el lugar.

Empezó a apretar el hambre. Decidí entonces acercarme al puente Galata. Me encantó el ambiente que había por allí: gente pescando, el olor a pescado, los puestos de comida callejera llenos de gente y sobre todo los bonitos barcos flotantes dónde preparaban el Balik Ekmek (bocadillo de caballa). A día de hoy se me sigue haciendo la boca agua recordándolo… ¡Gracias por la recomendación, Quique!

Ya de regreso para el hotel decidí al fin adentrarme en el Gran Bazar. Lo que más me llamó la atención fue su tamaño, es realmente enorme y laberíntico pero, en mi opinión, se ha convertido en un lugar demasiado turístico y me defraudó un poco. Nada más caer la noche, empezó a formarse rápidamente un bazar improvisado a unas calles de mi hotel. Empecé a ver cómo mucha gente empezaba a extender sábanas en el suelo y montaban su propio mercadillo casero… Tras dar unas cuantas vueltas (y es que no es tan fácil de encontrar), entre un antiguo cementerio y el Old Bazar, en unas de las calles comerciales más modernas de la ciudad, encontré otro lugar del que me había hablado mi hermana: Corlulu Ali Pasa Medresesi. ¡Qué lugar tan auténtico!

El último día, me alejé un poco del centro y me dirigí a la iglesia bizantina de San Salvador de Chora. Patricia la recomendaba en su libro. No parecía ser una gran atracción turística por lo que me tenía intrigada. En efecto, me llevaría una grata sorpresa en varios sentidos: primero, porque se encuentra en una barriada totalmente diferente y muy bonita con casitas de madera de colores; segundo, porque al fin escapaba de las multitudes de guiris, y finalmente, porque realmente se trata de una joyita de una excepcional belleza. Me pareció un lugar mágico y lleno de energía.

Nada más salir de allí ya me encontré con Emre, un chico al que había alojado a través de Couchsurfing unos meses antes. Fuimos paseando tranquilamente por la ciudad y, aprovechando el buen tiempo, fuimos caminando hasta el mirador Pier Loti. Yendo para allí, por recomendación de mi súper guía, decidimos parar a “redesayunar” algo (y de paso probar cosas raras de las que a mí me gustan, como el Boza y el Sahlep). Luego visitamos la preciosa mezquita de Eyüp. Decidimos tomar el teleférico para subir la cuesta y tras sacar unas cuantas instantáneas del famoso Cuerno de oro y de la pintoresca cafetería, fuimos bajando todo lo largo del imponente Cementerio de Eyüp que se incrusta en la ladera de la colina.

Uno de los ferries públicos nos dejó en el puerto y tras comer un bocadillo de albóndigas en un puesto callejero, Emre y yo fuimos hasta la mezquita de Soleyman y, allí, gracias a mi Couchsurfer, descubrí uno de los secretos mejor guardado por los autóctonos, una cafetería con terraza con preciosas vistas al Bósforo. Tras ese merecido descanso, como aún nos quedaba algo de tarde (y ya que Emre tampoco lo había visitado), decidimos ir hasta el Palacio de Topkapi (otra de las recomendaciones de Patricia). Lo cierto es que la mayoría de la gente me había dicho que les había decepcionado el lugar y me pasó lo mismo. Realmente si no fuera por las risas que me eché allí con mi acompañante no hubiese merecido la pena.

Caía la noche y Emre me acompañó de nuevo hasta el puerto… Tocaba despedirnos y hacer la guiri: cogería un crucero por el Bósforo porque realmente merece la pena. Arranqué en uno de los últimos por la tarde y fue todo un acierto ya que pude ver un preciosísimo atardecer, cómo se empezaban a encender todas las luces de la ciudad y finalmente, a mi regreso, Estambul de noche. En el barco conocería a otro viajero solitario como yo, David, un chico portugués que se estrenaba en Estambul en esto de viajar solo. Lo veía un tanto intranquilo y agobiado mientras me contaba su historia. Yo también pasé por eso, no te preocupes – pensé para mis adentros. Ya verás que bien te acostumbras. Sentirás una libertad que lo inundará todo, el lugar se impregnará en ti y jamás te volverás a sentir solo mientras viajas…

Había venido a Estambul con un montón de clichés. La había asociado con sus mezquitas pero no con sus gentes abiertas al mundo y la modernidad. Me imaginaba a un país – que tiene por bandera una media luna y una estrella – más anclado en la religión musulmana y resulta que estaba en un país laico. La había asociado con su famosa comida rápida, los Kebabs, pero nunca pensé ver tantos puestos de comida casera para llevar (con muchas verduras). Sabía que el Bakvala era toda una institución pero resulta que allí todos dulces eran un arte. Día tras día, esta ciudad llena de contraste, que en un principio no me decía nada, me fue poco a poco atrapando…

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8 comentarios

    1. Muchísimas gracias Miguel Ángel por tu recomendación! Para la próxima me informaré. La verdad es que apenas fueron 4 días en Estambul así que poco transporte público y mucho caminar, jeje 🙂

  1. Hola,
    Muy bueno el artículo, sobre todo la recomendación de visitar Corlulu Ali Pasa Medresesi. Un sitio poco conocido pero realmente auténtico. En cuanto al café turco, no es que se tome sin azúcar, sino que hay que indicar al pedir el café la cantidad de azúcar deseada: sade (sin azúcar), orta (medio dulce) o sekerli (dulce). Eso sí, una vez pedido no añadir porque como bien señalas no hay que removerlo!
    Un saludo!

    1. Gracias, Fernando. Muy interesante tu blog. Perfecto para conocer Estambul, una ciudad realmente sorprendente 🙂
      Un saludo!

  2. Trabajo mucho para poder contar Estambul tan bueno como tu cuentas pero me temo que nunca podre llegar a ser una buena blogger 🙂 Es un post breve pero es la resumen de todo lo necesario. Perfecto! Gracias

  3. ¡Hola! Yo quería recomendar el free tour de Viaurbis (en español y en inglés). Para todos aquellos que contamos con poco presupuesto o que preferimos gastarlo en otras cosas, me parece la mejor opción! Son dos horas y media de paseo y lo bueno es que da tiempo a coger las nociones suficientes para seguir luego conociendo la ciudad por tu cuenta. Están cada día a las 10:30h en la plaza de Sultanahmet (donde la fuente de agua) y llevan un paraguas rojo en el que pone free tour VIAURBIS

    1. Hola Niko, Gracias por tu comentario. Realmente los freetours hoy en día los hay en muchas ciudades del mundo organizados por diferentes compañías. A mí también me encantan aunque en el caso de Estambul, recorrí la ciudad a mi aire. Saludos!

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